El aire es blanco y verde

Vivimos en la comunidad autónoma más bonita de España y aquí lo único que se hace despacito es cantar, el brindar con vino dulce, el bañarte y respirar junto al mar

El acto de este 28F en el Parlamento de Andalucía.
El acto de este 28F en el Parlamento de Andalucía.

Y aunque pensé en ser un poco más original al escoger el tema del artículo de esta semana, algo por dentro no dejaba de inquietarme al teclear. Mi esencia, mis raíces, mi orgullo de ser andaluza han podido con mi creatividad y hoy toca hablar de Andalucía y de los andaluces.

Se tiene muy presente últimamente y se defiende mucho al acento andaluz, sin embargo, considero que no necesitamos defender nuestro acento, nuestra habla, nuestro lenguaje porque el andaluz no se defiende simplemente se pronuncia, se difunde por sí solo y es imitado o al menos se intenta en todas partes.  Pero para hablar correctamente andaluz o con arte hay que tener sangre blanca y verde.

El que se mofa de nuestro acento, de nuestra lengua, es por pura envidia y para mí eso es indiscutible. Algunos incluso se atreven a decir que no nos entienden, que hablamos muy rápido, algo normal, ¿no creen? Vivimos en la comunidad autónoma más bonita de España y aquí lo único que se hace despacito es cantar, el brindar con vino dulce, el bañarte y respirar junto al mar.

Aquí vivimos despacio porque nos ha tocado vivir en el paraíso y el que pueda que lo iguale. Y si discrepas da lo mismo, es mi opinión, lo que siento y de nuevo para mí no es discutible. 

Mi tierra (o nuestra tierra, eso depende de qué color tienes el corazón) inspira y fíjense si es así que grandes artistas, eruditos y genios de este país nacieron, vivieron o incluso emigraron aquí, donde hondea la bandera de la esperanza y de la paz, de la fuerza de Hércules que nos representa. Escrita en ella "Andalucía por sí, para España y la Humanidad", porque así somos los andaluces, siempre con los brazos abiertos para acoger incluso a aquel que no ha nacido bajo el sol de nuestra tierra.

Blas Infante, que soñaba con una república para los andaluces, elaboró un himno que llamaba a la solidaridad, la esperanza, la lucha por la libertad y la justicia social. Algo que tristemente ha sido imposible de conseguir hasta el momento y "tras siglos de guerra" seguimos luchando. Los andaluces no somos ni mucho ni poco, ni nada ni todo, somos distintos, no vagos.  Aquí no importa el cansancio, creamos momentos felices y batallamos para retenerlos hasta los amaneceres más bonitos del mundo. 

Igual te aburre leer todo esto una vez que ha pasado el 28F, pero sentir que tus raíces no pueden estar en mejor sitio que en Andalucía no es algo que haya que manifestar solo un día señalado en el calendario. Las raíces de un andaluz se quedan para siempre en aquel lugar donde emergieron. Alguien dijo: "el día que Andalucía grite a España le reventarán los oídos" así que tal vez sería bueno empezar: ¡Gritemos hoy, mañana y siempre! 

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