Al Minotauro de Creta se lo pusieron más que difícil cuando, encerrado en una isla del Mediterráneo, fue condenado a vivir para siempre entre los laberintos sinuosos de una prisión terrenal y distante a la civilización.
Al Minotauro de Creta se lo pusieron más que difícil cuando, encerrado en una isla del Mediterráneo, fue condenado a vivir para siempre entre los laberintos sinuosos de una prisión terrenal y distante a la civilización. Sin embargo hay personas en la vida que, sin ser conscientes, crean sus propias marañas sabiéndose acorraladas a conciencia. El no hay salida es una expresión casi apocalíptica pero que en estos tiempos que se combate la corrupción y la falta de transparencia democrática en sedes judiciales, se ajustan como un guante a una mano.
Cuando se han agotado todas las vías antes de introducirse per se en un círculo cerrado, los seres humanos tendemos a alargar la tragedia y esperar a que los dioses o los vientos nos sean propicios. A la alcaldesa de Jerez, María José García–Pelayo, le ha ocurrido algo similar. Pudo dar explicaciones ante la ciudadanía y no lo hizo, y ahora los complicados vericuetos que la Ley dirime la conducen irreductiblemente a la fortaleza de la Justicia donde deberá explicar la parte más oscura de su gestión: la de un evento festivo, Fitur 2004, que presuntamente gestionó para ayudar a quienes la habían aupado un año antes a la alcaldía de la ciudad siendo la tercera fuerza en numero de votos y en un pacto sin luz ni taquígrafos, pese a sus propias palabras.
Esta semana atrás, la imputación de estrechos colaboradores de la actual alcaldesa la pone ya contra las cuerdas, amén de una condición de senadora a la que se agarra con uñas y dientes para esperar que el Tribunal Supremo sea más condescendiente. Por el contrario, la ciudad, gracias a García-Pelayo, vuelve a ser centro de la información política nacional y epicentro de la corrupción del PP, nada más conocerse la imputación del ex jefe de prensa de Javier Arenas y de dos técnicos del Ayuntamiento de Jerez por su presunta participación en la firma y elaboración de documentos para la adjudicación de Fitur 2004 a empresas de la trama de Correa.
Un episodio que se vive ya como un acorralamiento y un precedente de lo que va a ocurrir en breve: la imputación de la primera autoridad municipal, que hasta ahora se libra de ir a declarar ante la Justicia sin reconocer, pese a las demandas ciudadanas y de la oposición, qué hay de cierto en el supuesto fraude cometido. Lo peor es que las consecuencias de esta trama ya afectan a funcionarios municipales a los que la actual regidora del PP ordenó presuntamente favorecer a estas empresas, echando a la mochila las irregularidades administrativas que se hubo que cometer según los autos de la Policía y la Administración del Estado.
El daño, sea cual sea el resultado final, está hecho. La derecha local sigue ensuciando la imagen del Ayuntamiento y de la ciudad, y sigue sin hacer públicos los nombres de sus candidatos y candidatas a las próximas elecciones municipales. Unos comicios donde los imputados pueden ser dobles o triples caso Antonio Saldaña, el propio Agustín Muñoz, o próximamente de la propia María José García-Pelayo. La madeja sigue creciendo y el Minotauro, no precisamente el de la escultura de Ochoa que dejó hace tiempo de ganar centímetros en la rotonda de Madre de Dios, sigue buscando su presa fácil. En Jerez las redes ya están echadas por el juez Ruz y ahora, como los buenos pescadores, es tiempo de tener paciencia y esperar para saber qué peces caerán en la trampa.
Isabel Armario es secretaria de Políticas Sociales del PSOE-A y 'número 3' en la candidatura socialista para las municipales.