El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia del sábado 23 de mayo de 2020. FOTO: MONCLOA
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia del sábado 23 de mayo de 2020. FOTO: MONCLOA

De su huida, escapada, marcha o exilio.

De sus presuntas corrupciones, cuentas opacas en Suiza y blanqueo de dinero. También de los millones en regalos a sus amigas, todo esto presuntamente, claro.

Ah, también de poner en peligro la monarquía y la unidad de España, según Vox.

De mantener silencios y con ello apoyar las declaraciones de los republicanos, según PP.

Todo esto después de que Pedro Sánchez ofreciera una rueda de prensa dejando claro que “se juzga a las personas, no a las instituciones” e insiste “este Gobierno considera plenamente vigente el pacto constitucional”, añadiendo que el país necesita de instituciones robustas, estabilidad,… además de defender la línea marcada por la Casa Real.

Qué quieren más.

Pues ya se lo digo yo al PP, Vox y a monárquicos decadentes, ciegos o sordos de la cruda realidad: pedir cuentas a quien las creó. Que no es otro que el propio rey Juan Carlos I. Él solito. Sólo él con sus acciones y omisiones ha manchado su reinado y ha colocado en la diana a su propio hijo.

El Rey emérito es quien ha hecho y está haciendo más daño a la monarquía y al actual Rey. No es Podemos, no son los republicanos… El foco del problema está en el comportamiento de Juan Carlos I , tenga o no consecuencias judiciales, que erosiona y debilita la Corona.

Mucho se seguirá hablando y escribiendo sobre el Rey emérito. Su espantá traerá cola. Desde luego que los periodistas, entre unos temas y otros, tienen noticias y páginas para cubrir.

En mi opinión, y la de muchos, la transparencia de la Casa Real es nula ante los graves sucesos. Necesitamos conocer cuál es la opinión del rey Felipe VI al abandonar su padre el país, por su comportamiento, ya que es un asunto público.

Por qué se va, dónde, hasta cuándo…

Esto ha sido un mazazo para una Institución que tiene defensores, pero a la vez, muchos detractores que se declaran abiertamente republicanos o antimonárquicos y abogan por un referéndum. Con lo cual, flaco favor ha hecho el rey emérito al trono de su hijo y a su heredera la princesa de Asturias.

Si bien los Borbones en España ha sido un trasiego a través de los siglos en un ir y volver.

Carlos IV, con la influencia de Manuel Godoy, fue el primer rey español en exiliarse. Este abdicó a favor de su hijo Fernando VII, pero ambos cedieron sus derechos a Bonaparte, y este se los regaló a su hermano que reinó en España como José I, también conocido como José Botella. Así fue como Fernando VII cogió camino a Francia.

Como los españoles se rebelaron ante esta imposición, dice el tanguillo de Cai, “con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones”. Revueltas que dieron paso a la Guerra de Independencia entre 1808 a 1813.

También tuvo que salir de España la reina Isabel II, hija de Fernando VII. Y con su padre y su abuelo, Carlos IV, se exiliaron a Francia.

Más tarde abdicaría en su hijo Alfonso XII que tuvo un reinado corto ya que murió con tan solo 27 años.

Y de ahí pasamos a su hijo, el abuelo del Rey emérito, Alfonso XIII que tomó la decisión de abandonar el país al proclamarse la segunda República. Pensó que volvería pronto pero los acontecimientos en España cambiaron su destino y el de sus descendientes, entre ellos Don Juan, conde de Barcelona y padre de Juan Carlos, que vivieron su exilio entre Suiza, Italia, y Portugal.

Turbulentas historias de los reinados, en España, de los Borbones que se inicia con la llegada al trono de Felipe, duque de Anjou, en el año 1700, y así hasta nuestros días con las excepciones que ya conocemos.

Por una u otras causas el exilio va en el ADN de la dinastía borbónica. Sin embargo es del todo imperdonable, según las informaciones que se reciben y siempre con el tratamiento de presunto, que el rey Juan Carlos I haya vivido de espaldas a la legalidad siendo Jefe de Estado y el primer español, con lo cual debería dar y ser ejemplo donde mirarse, pues ya tiene y tenía los mayores privilegios todos ellos pagados por los españoles a quiénes decía servir.

Quiero finalizar con el recuerdo de las palabras, del entonces rey con toda su corona en lo más alto, en aquella oscura época Urdangarín por el año 2011, cómo se dirigía a todos los españoles, mirando a cámara y desde la más absoluta preocupación no se podían aceptar las conductas irregulares y que era normal que la sociedad reaccionara contra ellas (ojo al dato, que ahora PP, Vox y los monárquicos no entienden el enfado de tantos).

Siguió con tristeza aprendida su famosa frase, la justicia es igual para todos, y continuaba con éstas significativas palabras la capacidad y el vigor de las Instituciones y la libertad de expresión aseguran siempre que la corrupción no puede prevalecer en un régimen democrático.

Ya ven cómo sus palabras adquieren total vigencia.

Nada más que añadir.

Solo esperar acontecimientos en estos meses convulsos de un verano muy caliente y raro.

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