Una familia en Navidad.
Una familia en Navidad.

Los gobiernos alemanes han decidido declararse allegados políticos de Bonilla, y aquí se está descubriendo otra vez cómo se gestiona una pandemia para el provecho adoctrinador de los conservadores. El concepto amplio de allegados del Gobierno socialdemócrata de coalición español permite un concepto amplio de familia que no impide la libertad de decidir a las familias conservadoras que la-familia-de-toda-la-vida es la que es. Lo bueno de la libertad, también en este caso, para celebrar la Navidad, es que nadie le quita nada a nadie y cada quien puede vivir con su concepto personal de familia en paz y alegría. El problema de los conservadores es que no solo necesitan su satisfacción propia, necesitan que todo el mundo esté obligado a cenar como ellos. No les basta ser como ellos quieren y que les respeten, necesitan que todos los demás sean como ellos y que todo lo demás quede prohibido. Esta actitud podríamos describirla como inseguridad en las propias convicciones y tiranía.

Ayer se conocieron las nuevas restricciones para Alemania, acordadas por los dieciséis gobiernos federados y el Gobierno federal como moderador del acuerdo. La decisión fue entregarle al Estado el poder para decidir que se debe celebrar la Navidad solo en familia, sin allegados molestos y haciendo la vista gorda sobre el número final de los comensales a la mesa. La gravedad de la decisión es notable y las posibilidades para la discusión interminables. Habrá que estar atentos por si alguien presenta una demanda por la decisión.

Hasta ahora sabíamos que el problema de la transmisión del virus Covid-19 estaba en la cercanía y el contacto físico entre personas en lugares cerrados, al mismo tiempo que supimos que en las viviendas, en las familias, hay también un alto riesgo de contagio, como es evidente. Si una persona que tiene el virus vuelve a casa puede contagiar a toda la familia. La lógica, sin embargo, con la Navidad desaparece, y otorga una excepción a la familia, que se puede reunir a discreción y bajo su comprensión de la responsabilidad sobre cuántos se pueden reunir, en realidad. Lo científico queda pospuesto a la superstición de que la familia conservadora está por encima de la epidemia si es Navidad. Eso sí, solo del 24 al 26 de diciembre.

A diferencia de la corrección precisa y muy cabal del Gobierno socialdemócrata de coalición, ante los intentos del presidente de la Junta, Sr. Bonilla, en Alemania han decidido que solo hay un modelo adecuado para celebrar la Navidad, un modelo ideológico de conservadurismo cristiano ajeno al principio democrático de libertad de ideas. Solo la familia directa, parejas de hecho y convivientes pueden sentarse a la mesa y romper el papel de los regalos. Noviøs, amigos y otros allegados no están bien vistos por los moralistas alemanes de pandemia aunque se respete el número, que tampoco está definido porque se confía en la responsabilidad de la familia cristiana conservadora.

La Navidad se ha revelado, como nunca antes, un elemento de identidad en Alemania, pero convendría darse cuenta de que no es el único, y menos aún el concepto ideológico conservador de Navidad que ahora se impone con disimulo. Se prohibió el Carnaval de un plumazo y sin más miramientos, por razón del uso del alcohol y la aglomeración de personas, al mismo tiempo que se quiso cerrar los ojos ante la realidad de las navidades, y su consumo de alcohol y sus aglomeraciones, que obligaron a clausurar los mercados de Navidad que se habían abierto durante el primer Adviento, porque nadie cumplía las normas y el espectáculo fue lo previo a lo dantesco.

Al considerar su concepto de la Navidad un elemento de identidad único se ven en peligro y ven en peligro su visión del mundo cristiano, que es su visión excluyente del mundo. Su teatralidad deseada para la Navidad se ha convertido en un acto de superstición, y creen que si no se celebra según la ideología conservadora nos amenaza el fin del mundo. Nadie está más contento que los conspiranoicos con la solución navideña alemana.

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Comentarios (1)

Carmen Ibarlucea Hace 3 años
Nunca lo hubiera esperado de alemania. La verdad es que la pandemia en muchos sentidos me está sirviendo para abrir los ojos a realidades que parecían superadas ... pero está claro que no.
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