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Juan Manuel Sánchez Padilla, afiliado de CCOO

La irrupción de Ganemos en el mapa político y social de Jerez ha supuesto un cierto zamarreo a los esquemas y planteamientos de grupos políticos y sociales de la ciudad, inmersos en una dinámica de preparación de los próximos acontecimientos electorales unos, y de, además, constitución y configuración como entes políticos nuevos, otros.

La propuesta de integración en el movimiento Ganemos Jerez les supone, como mínimo, el esfuerzo de replantearse el estilo y el sentido de la relación con otros grupos que supuestamente están situados en el mismo “espectro ideológico”, así como con la ciudadanía en su conjunto.

Por ello debemos tener paciencia, porque cada persona, cada grupo, cada proceso tienen su momento y requieren de una reflexión serena, y exigen de nuestra parte el máximo respeto. Pero, no obstante, no podemos confundir paciencia con lentitud; ni respeto con ausencia de opinión o crítica constructiva.

En ese sentido, y desde mi humilde opinión, el momento histórico que estamos viviendo nos exige a todos altura de miras. Se trata, por un lado, de regenerar la vida política y social, mediante el empoderamiento y la participación ciudadana; y por otro de dar solución a los problemas que acucian a la personas, en particular a las más desfavorecidas.

Si coincidimos en esto, podemos afirmar que tenemos claras dos cuestiones:

1. Que la actividad política es necesaria en el funcionamiento de cualquier sociedad, y que por lo tanto queremos participar en ella. Lo que significa que aspiramos a ostentar lo que comúnmente denominamos “parcelas de poder”, y que el poder está regulado por unas normas y leyes que no siempre son justas.

2. Que la política en ningún caso puede ser un fin en sí misma, sino un instrumento, que utilizado con honestidad y transparencia, debe servir para mejorar la situación tanto de las personas como del medio ambiente y de la sociedad en su conjunto, actuales como futuras.

Si estas cuestiones las tenemos como escenario en el cual realizar nuestras reflexiones y debates, no cabe la menor duda de que la confluencia en un proyecto común, se me antoja, es mucho más fácil y posible.

Pero ahondando en uno los objetivos que nos motivan, es importante caer en la cuenta de que regenerar la vida política no es solamente quitar de la gestión pública a las personas corruptas o a quienes hacen políticas en contra de los intereses de la mayor parte de la ciudadanía. También se requiere hacerlo con métodos, valores y principios distintos. No podemos abordar la posible confluencia en un programa y candidatos comunes desde una visión mercantilista, en la que se negocien puestos en la candidatura, parcelas de influencia o poder, mantenimiento de nombre, o como se dice ahora, marca política, etc. y todo eso teniendo en cuenta lo que pronostican los sondeos. Desde ahí no se construye futuro. Eso no es regenerar la vida política. La situación y momento actuales requieren de un máximo de generosidad y solidaridad.

Sería lamentable que la ciudadanía, tanto la actual como las generaciones futuras, nos recuerden como una nueva casta política que no fue capaz de acceder a gestionar la res pública, porque se entretuvo en discutir sobre si eran galgos o podencos.

Por último, apelo a la prudencia. No podemos caer en el error de ver quien tiene mayor “pureza de sangre”, quien es más radical en su lenguaje y sus planteamientos. Queremos que el Ayuntamiento sirva a las personas, pero el día después de las elecciones termina el proceso de conquista y comienza el período de gestión, y para eso es necesario ilusionar a la gente con propuestas nuevas y posibles, que impliquen no sólo una buena gestión, sino el compromiso activo de todos y todas.

El futuro juzgará no solamente si las personas que accedieron a la gestión pública fueron, o no, honestas y tuvieron un comportamiento ético. Sino si además dieron solución a los problemas. Lamentablemente, a quienes sufren en sus vidas las consecuencias de la aplicación de un tipo de política, les importa un bledo la condición del político de turno, lo que realmente les preocupa es cómo superar su situación.

Pero, para terminar, creo que además de debatir, de reflexionar, es tiempo fundamentalmente de actuar. Viene a colación el pensamiento escrito en un sobre de azúcar, que esta mañana leí mientras desayunaba, y del que lamentablemente desconozco su autor/a: “La esperanza es desear que algo suceda; la fé es creer que va a suceder, y la valentía es hacer que suceda”.

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