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"Y pasa julio y agosto entre mares, sin madrugones, paseos, nuevas experiencias y, sobre todo, planificación del siguiente curso".

Un año más el verano tocó a su fin. Después de nueve meses,alumnado y profesorado salieron de las aulas para descansar sus mentes y tomar fuerzas para el curso siguiente. Atrás quedaron las despedidas de los profes que no estarán el año que viene y los deseos de éstos de que sus niños se esfuercen el año que viene para conseguir sus objetivos. Y pasa julio y agosto entre mares, sin madrugones, paseos, nuevas experiencias y, sobre todo, planificación del siguiente curso.

Y ya está aquí septiembre y todos mis compañeros sentimos que ha sido corto el verano pero que tenemos delante un nuevo reto para nosotros. Un nuevo entorno dará pie a nuevos compañeros, nuevas formas de trabajar, nuevas familias que conocer y nuevas mentes con las que contactar a toda marcha. Todos los años llego nueva a un centro, pero ya no me siento novata y aunque aún tengo nervios el primer día que conozco a mi alumnado, muy pronto la ilusión, la creatividad, las ganas de compartir experiencias con ellos, el vivir el día a día nuestras vidas conjuntamente, las ganas de mejorar y de crecer superan esos nervios y abren miles de ventanas en mi cerebro que estoy deseando mostrarles a ellos. 

Por eso,estoy dispuesta a cambiar la disposición del aula, a trabajar fuera de ella, realizar actividades de forma conjunta con otros cursos, a escucharles para profundizar en sus sentimientos y formas de entender la vida y mostrarles que lo que me apasiona no sería nada sin ellos, que sin su presencia y trabajo la escuela solo será un espacio más, pero que con nuevas metodologías y nuevas energías conseguiremos alternativas a esa educación que solo busca resultados académicos y deja de lado el plano personal. Para ello, este año priorizaré contenidos y me centraré en desarrollar su capacidad de trabajo en grupo, su compromiso,  creatividad, toma de decisiones, cooperación y su inteligencia emocional. 

Algunos pensaran que todo eso no les va a servir  para el día de mañana, que no les ayudará a encontrar un trabajo, pero  nada más lejos de la realidad. Quizás si nos empeñamos de verdad podamos conseguir poco a poco una vuelta a lo que eran antes de entrar en el instituto: seres despiertos con curiosidad e ilusión por conocer lo que les rodea. Seres que no encuentren ventanas cerradas sin ningún tipo de explicación. Yo, por mi parte, voy a seguir mostrando nuevos caminos para que entiendan quiénes son y como quieren ser. ¿Y tú, querido docente, qué vas a hacer estos nueve meses?

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