Que no eres mejor si te gusta la lectura, payaso

El mundo nos lo está diciendo constantemente: únicamente tienen que comprarte; no importa que no te hayas leído un libro en tu maldita vida

Librería la Fuga en Sevilla.
03 de septiembre de 2025 a las 13:18h

Hace poco la influencer María Pombo ha comentado en sus redes que a ella no le gusta leer y que no por ello era peor que los que sí leen. Y, al parecer, se ha formado un revuelo. Se ha formado un revuelo porque una persona ha dicho lo que la mayoría de los mortales piensa: que no pasa nada por no leer. Y no, no pasa absolutamente nada. Uno puede comunicarse perfectamente con los demás, tener pareja, hijos, amigos, hacer los trámites pertinentes con Hacienda, votar… Uno puede hacer eso perfectamente sin haberse leído un maldito libro en toda su vida. Y no solo eso: uno puede triunfar en los negocios, hincharse a ganar dinero sin haber leído una línea de ningún mamotreto.

Esto no es nuevo, pero es cierto que ha ido acrecentándose en los últimos años. Antes, parecía imposible poder prosperar económicamente sin haberse formado; o sea, sin haberse leído un porrón de libros de lo que sea. Por eso, de ahí aquellas consabidas palabras de los padres cuando al niño se le ocurría la peregrina idea de dejar los estudios y ponerse a trabajar: “Niño, tú estudia. Lo que sea. Pero estudia. Y luego ya veremos”. Ahora, si eres mona y te gusta la ropita, te montas tu cuenta de Instagram y te pones a lucir modelitos hasta que empieces a ganar seguidores y las marcas se fijen en ti. O te montas un canal de Twitch, o grabas cualquier cosa en Tik Tok; lo mismo después acabas en MasterChef Celebrities, en Tu Cara me Suena o anunciando cualquier marca. 

El mundo nos lo está diciendo constantemente: únicamente tienen que comprarte; no importa que no te hayas leído un libro en tu maldita vida; no importa tu formación intelectual. Solo tienen que comprarte. 

Y es que, además, la lectura puede llegar a ser contraproducente en todo esto. Una persona que lee tendrá —en líneas generales, por supuesto— opiniones más matizadas sobre las cosas, puntos de vista inéditos, personales, cosa que no suele traducirse en likes, suscripciones y  dinero. De hecho, en una sociedad especialmente polarizada como la nuestra, lo que se valora más es decir lo que toca; sea en un lado o en el otro. Hoy día, en lo que a política se refiere, lo que más se valora es el estar basado. Es decir, emitir opiniones más o menos fachas cabreado como un mono. Un vídeo de un fulano basado da mucho retuits. Un fulano que haya leído mucho y proponga una opinión propia, más o menos ajena al Planeta Cuñado, no interesa nada. Es decir: no da dinero. Y el lector pues tiene que dejar aparcado su canal de YouTube o de lo que sea, comprarse muchos subrayadores y darle caña al temario de oposiciones de administrativo, profesor o auxiliar de algo que ni sabía que existía. El lector –el lector profundo, claro— u oposita o muere; porque en este mundo al lector no lo quieren ni en pintura. Porque… ¿qué va a aportar un lector? Pues nada. 

Sí, como lo estás leyendo: leer puede conducirte al fracaso. No, qué leches: leer va a conducirte al fracaso. Y cuanto más leas, peor, porque te vas a sentir más solo, te van a entender menos en todas partes; los momentos de choque e incomprensión con familiares, amigos, etc. irán in crescendo, etc. Créeme.

Así que María Pombo tiene mucha razón; mejor que no te guste leer, mejor ignorar lo que dicen los libros. Mejor vivir ajeno a todo eso. Leer, al fin y al cabo, como el amor, no sirve para nada. Ortega y Gasset decía que yo soy yo y mis circunstancias. Y, reescribiendo un aforismo de Javier Salvago: qué más dará eso de largarse de este mundo habiendo sido solo eso: circunstancias, lo que el Mundo te decía que tenías que ser, lo que el mundo te decía que tenías que amar, odiar y soñar. Qué más dará ser eso: circunstancias, sin un ápice de yo por ningún sitio.