Nunca entendí qué se juzgaba exactamente en el llamado "caso asesores", que mantiene encarcelado a Pedro Pacheco.
Nunca entendí qué se juzgaba exactamente en el llamado "caso asesores", que mantiene encarcelado a Pedro Pacheco. Ya lo dije una vez en este mismo espacio: desde mi punto de vista se juzgó un asunto ocurrido diez años antes con criterios que podríamos decir "actuales", cuando la crisis económica y el estallido de la corrupción establecieron en la sociedad española una nueva "normalidad" que nada tenía que ver con la de doce años antes. Para todos. Incluida la Justicia. El caso asesores dimana de unos acuerdos políticos que fueron publicados en su día por todos los medios de comunicación, es decir, fueron parte de la "normalidad" del Ayuntamiento de Jerez de comienzos de los años 2000, de los pactos de gobernabilidad que se firmaron. Todos los grupos políticos y medios de comunicación sabían qué era, de qué se trataba y así se dio a conocer públicamente. Incluso se publicaron las labores reales —y, en consecuencia, las ausencias— de dichos asesores, sin que en su día nadie fuese a la Justicia ni la Justicia se dirigiese a nadie. ¿Que esa "normalidad" no era tal? Eso ya…
[Otra cosa es el tema de la "estación de autobuses" o el de la "casa del Rocío"; ahí el cronista, aunque solo sea por desconocimiento de sus interiores, no tiene nada que cuestionar, salvo nuevamente la diferencia temporal entre los hechos y su vista]. No entiendo tampoco, viendo comparativas con otros políticos condenados por temas de corrupción, cómo se tardó tanto en comenzar a conceder un fin de semana al mes a Pacheco. Obtuvo su primer permiso este mes de julio, cuando hay que recordar que poco después, en octubre, cumplió ni más ni menos que tres años de internamiento. No entiendo tampoco, viendo de nuevo comparativas con otros políticos condenados por temas de corrupción, el retraso en su acceso al tercer grado, tema que se complica con la suma de penas, sobre todo viendo cómo en otros casos similares estos asuntos se han saldado solo con inhabilitación y no por la vía penal.
No entiendo tampoco la "última", que se sancione con cambio de módulo a alguien por estar "armado" con varios libros de más y una almohada especial (hablamos de una persona de 68 años) en su celda. Ah, y un crucifijo —según dio a conocer Diario de Jerez— que también se interpreta como arma… arma física, quiero decir, ya que tenía una "hoja" de ocho centímetros. En fin, no lo entiendo. Lo que entiendo es que el único adjetivo que me gusta para la Justicia y sus decisiones es que sea "justa". Por mi parte, "ejemplarizante" y otros epítetos están de más. Lo digo por si acaso fuera que…


