La playa de Zahora, en una imagen de archivo.
La playa de Zahora, en una imagen de archivo.

Me cuesta mucho entender que todos mis contactos hablaran de Aylan en las redes sociales cuando éste apareció a miles de kilómetros de sus casas y apenas vea ni un comentario en Facebook sobre Samuel, a apenas media hora en coche de sus hogares.

La única noticia ante la aparición de Samuel, un niño ahogado que ha recalado en las costas de Barbate (recalco "un" porque no ha sido "el", como en el caso de Aylan), es que no ha sido noticia (entre otras razones por la tardanza en informar de la autoridad gubernamental correspondiente). Un año y medio después de la muerte de Aylan Kurdi, hallado en las costas turcas huyendo de la barbarie siria, no ha habido apenas muestras de piedad ni lamentos masivos en las redes sociales para su tristemente compañero de miserias subsahariano, excepto las de los que se han extrañado de la falta de repercusión de un acontecimiento tan macabro.

¿Qué está pasando? ¿Nos hemos insensibilizado con la ola xenófoba surgida al calor de Donald Trump en EEUU y de los movimientos racistas en Europa? La verdadera respuesta me aterra más aún: ¿No será que las modas nos hacen ponernos un día la bandera francesa en nuestros perfiles de Facebook cuando hay un atentado terrorista y hacer retuits a mansalva sobre un niño sirio que un policía sostiene entre sus brazos, porque es lo que se lleva en ese momento?

Me cuesta mucho entender que todos mis contactos hablaran de Aylan en las redes sociales cuando éste apareció a miles de kilómetros de sus casas y apenas vea ni un comentario en Facebook sobre Samuel, a apenas media hora en coche de sus hogares. Tampoco fue trending topic en Twitter. Ese día no tocaba. Lo más probable, de hecho, es que más de uno no sepa ni de lo que estoy hablando. Y mucho menos que, al igual que Aylan Kurdi, huía de un conflicto armado, esta vez en El Congo, y tenía seis años. Tampoco, hay que insistir, la Subdelegación del Gobierno ha hecho mucho por difundirlo a tiempo, según he podido observar con estupefacción en varios medios.

Me pregunto, en cualquier caso, si la desinformación sería la misma si un atentado terrorista, mañana, tuviera lugar en cualquier punto de la provincia, Dios (o Alá) no lo quieran. La respuesta es evidente, ¿verdad? No sólo se trata de si toca o no -las citadas modas-, sino de si te toca o no.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído