Las municipales de Algeciras

Los votos distraídos de IU, Vox y Cs conforman la incógnita de la ecuación

El alcalde y candidato del PP en Algeciras, José Ignacion Landaluce, en un acto reciente.
El alcalde y candidato del PP en Algeciras, José Ignacion Landaluce, en un acto reciente.

El gobierno municipal, en verdad cualquier gobierno de la España de hoy, cuenta ya de primeras con dos ventajas post-covid: la caída en la miseria de los competidores bocazas populistas y el dineral europeo de recuperación para prometer como si no hubiera un mañana. La hoja de servicios de Landaluce cuenta con doce años sin escándalos reseñables, las dos o tres reformillas resultoncillas (diría Ned Flanders) y ese perfil de buen burgués con acento castellano. Esto pone mucho en tierras dejadas de la mano de Dios (de las manos del Estado, para los laicos). Pero ¡ay los números! empezó tan fuerte que según la tendencia el PP de Algeciras va a menos: 51,81%, 43,88%, 40,9%... ¿2023, 36%?

Para hacer cuentas está Rocío Arrabal, la apuesta del PSOE. No sabemos si sabe de números, pero imaginamos que sabe que no es Landaluce, quien cada vez se parece más al general Castaños (palabras mayores) de la efigie del parque María Cristina. La Arrabal en cambio rezuma lozanía. Además, dice que siente una deuda muy grande con su tierra por haberle hecho ser quien es. Eso también pone mucho. Ya sólo necesita ser correspondida para que Algceiras la vea electa. 

Siguiendo el orden de las últimas elecciones, en tercer lugar están tres formaciones tan parecidas como IU, Vox y Cs, y más abajo en la insignificancia, el Partido Andalucista que debería ser el Partido Andalusí, pero que no tienen nada que ver. Éste último debuta e indica una forma de integración de la comunidad islámica (la segunda generación apenas tiene aún edad para votar) que es quizás de los asuntos de actualidad más interesantes y desatendidos. En resumidas cuentas, los votos distraídos de IU, Vox y Cs conforman la incógnita de la ecuación, a lo que habrá que sumar el voto díscolo de la periferia olvidada (La Bajadilla está que da pena, el servicio de limpieza es insuficiente, la red de saneamiento defectuosa, el excesivo tráfico de vehículos y la indiferencia hacia el peatón, el acerado de Virgen del Carmen frente al Corpus Christi es un paseo de obstáculos…). Alea iacta est.

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