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Otra vez más, y ya van muchas desde mi infancia, tengo que escuchar a un ciudadano despreciar a un trabajador por estar en el sector público o por ganar un buen sueldo y tener un convenio que puede considerarse digno. Se avecina una huelga de estibadores en Algeciras y no serán pocos los que empezarán a soltar el mantra infumable de que cobraban mucho y trabajan en condiciones insostenibles para que el puerto del sur de Europa pueda ser competitivo. Dirán que simplemente son unos vagos que se aprovechan de la buena voluntad del contribuyente. Recuerdo perfectamente a Cádiz y sus astilleros, el conflicto de Delphi o cualquier trabajador de un ayuntamiento tras un ERE o que ejerza de funcionario en este país, hay tantos ejemplos. Para muchos indeseables, todos, sin exclusión, son unos improductivos. Fomentando bulos y mitos sobre estos trabajadores que no hacen sino “intentar escaquearse y engañarnos a todos”. Mientras, nunca los he escuchado oponerse a reformas laborales que trocean y vilipendian el trabajo o a un gobierno que ha tirado por la borda el sector secundario.

Pero mi pregunta es si todo esto fuera tan terrible y tan improductivo: ¿por qué los empresarios se relamen como moscas para gestionar estos sectores tras liberarlos el Estado?

Ha habido modelos sostenibles donde con una voluntad razonable se ha mantenido un estado del bienestar y una estabilidad. Pero si somos tan terribles entre nosotros mismos y somos más malos que los que diseñan la destrucción de los sistemas públicos, jamás volveremos a atisbar una época donde el trabajador tenga una garantía de poder salir adelante y mirar hacía el futuro. La competitividad es la excusa para desmontar sistemas que han permitido pensiones, hospitales, colegios y que muchos tras una infancia terrible conocieran el bienestar de la clase media. Pero todo esto es muy golosos para que nadie lo gestione externamente. La derecha tiene a muchos amigos esperando a que el gobierno los agasaje en nombre del libre mercado. Me lo privatizas que yo te bañaré en oro ¿ Les suena?

Estamos inmerso en una lucha tan encarnizada que vemos al enemigo en nuestro bloque de vecinos porque aun cobra trienios y se va un mes de vacaciones aunque sea basurero. No pudiendo ni pagar ni la luz, parecemos los relaciones públicas de los que se llevan las empresas a países pobres o privatizan en nombre de que el Estado ya no gastará más en vagos y los precios bajarán. Pero ¿ha bajado el precio de la luz tras privatizar la energía? Aquí en Jerez se privatizó el agua y yo no he visto ninguna mejora en mi factura. Eso si, a salvapatrias hablar sobre el sueldo de los que trabajaban allí sí.

Estamos haciéndole el trabajo sucio desde los bares y las tertulias de medio pelo. Siempre poniendo la lupa en el trabajador en una especie de dogma cruel con el cual ya afirmamos que no nos merecemos nada y que la gente solo funciona a latigazos. O empezamos a ser solidarios o la deriva del capitalismo será insaciable, de hecho ya vamos tarde. El próximo puede ser usted, salvo que ya esté jubilado por un sistema que anhelamos muchos. Un modelo que ejercía cierta protección y que sin ser la panacea, no daba a la empresa y a la banca una libertad absoluta para destrozar convenios y echar a trabajadores a la calle. Más de un botarate se ha prejubilado con millones y ahora va dando lecciones de economía y los vicios del ser humano. Nos han hecho creer que todo proteccionismo hacía las clases mas desfavorecidas es un comunismo radical. Odiamos el sindicalismo y ya es imposible hacerle ver a alguien que cobrar 1.500 euros, dos pagas dobles y tener un mes de vacaciones es del todo merecido.

Pero en fin, siempre podrás hacerte emprendedor. Poner en el Facebook que te levantas a las seis de la mañana y decir que quien no quiere trabajar es porque es un vago. Quizás lo que de verdad a algunos le dé marcha sea repetir patrones de contratación malévolos para, a continuación, aludir solo a su entusiasmo individual para conseguir sus logros. No percibiendo que todo está montado para que no puedas competir jamás con los grandes y te dejes tu vida doce horas al día recibiendo migajas. Eso sí, siendo un obrero liberal.

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