'Mejón' cierra los ojos y suspira

Las cuartetas de 'Abre los ojos' son realmente infumables y yo agradezco, personalmente, al jurado porque no se dio la libertad de un telonazo, a pesar de que una parte del público enfurecida pedía "baja el telón"

Un componente de 'Abre los ojos' durante el bochorno en la aparición del grupo en el Falla.
Un componente de 'Abre los ojos' durante el bochorno en la aparición del grupo en el Falla. REYNA

Mejón cierra los ojos y suspira, si pagaste la entrada al Falla y te tienes que comer una introducción-prospecto que te haga entender a una chirigota. Si una chirigota necesita prospecto informativo, esa chirigota huele mal. Aunque ya con el título, Abre los ojos, se le falta al respeto al público gaditano, que si tiene algo, además de no poco ‘humor de teléfono blanco’, es una sagacidad sibilina: Cadi, si es algo, es la capital de las entendederas de España, y luego vota lo que quiere votar, pero entiende.

En lo formal, aparte del discursito-prospecto de medicina alternativa insoportable del comienzo, los primeros pases en presunto flamenco hubieran sido un principio. El tipo es el verdadero mamarracho gaditano, es innegable, el mamarracho en vías de extinción que más allá de Javi y Monano casi nadie cultiva ya, y que a pocos, poquísimos, les está dado que el mamarracho lo sea de verdad y se entienda que lo es.

El desbarajuste que son las cuartetas es difícil de conseguir en ninguna parte. La negación de la pandemia, ahora que justo se cumplen cinco años del primer caso conocido, una pandemia que no llegó a Cadi hasta después del Carnavá, así es Cadi, que yo salía de Sevilla en dirección a Basilea en el momento en que el Gobierno confederal suizo lo prohibía, y Cadi seguía celebrándolo.

Las cuartetas de Abre los ojos son realmente infumables y yo agradezco, personalmente, al jurado porque no se dio la libertad de un telonazo, a pesar de que una parte del público enfurecida pedía “baja el telón”. Si algo tuvo, tiene y ojalá no pierda nunca el Carnavá de Cadi es libertad para que cada quien diga lo que le dé la gana. El público tuvo su libertad para abuchear a la chirigota y hubiera tenido la libertad para levantarse, abandonar el coliseo y dejarlos solos cantando a la nada.

La chirigota, musicalmente, no tiene por dónde agarrarse, tampoco en el canto ni en el cante. Los mensajes atrabiliarios que quieren expresarse a través del atrezzo son igualmente delirantes. "No se trata de pandemias, ni derechas ni de izquierdas", sería el resumen de su mensaje mesiánico, propio de los conspiranoicos y negacionistas, que pretenden hacer creer que sus mensajes con ciertos adoptando una posición apolítica: no existen las posiciones apolíticas, existen, no solo en este caso, las posiciones apartidistas. Vacunas, irradiación con antenas, comidas adulteradas: el delirio de esta chirigota no parece tener límites.

"Esta chirigota no busca premios, pero un mensaje necesario" es la ‘declaración de parte’ que demuestra la actitud ideologizada y politizada de esta comprarse, a diferencia de la mayoría del resto de agrupaciones. Todas tienen un trasfondo político, eso está claro. Toda palabra pronunciada o sugerida es una palabra política. No nos cansaremos de recordar a Platón y a toda la filosofía desde Grecia. Todo mensaje de toda agrupación carnavalesca es un mensaje político, partidista o no partidista. Y un mensaje legítimamente político. Otra cosa es presentar una agrupación para ofrecer doctrina, y es esa intensidad en la acción política de las palabras la que enervó a una buena parte del público del Gran Falla y a una buena parte de la afición de la ciudad de Cadi. El público olió la doctrina y no encontró la gracia por ninguna parte. Yo tampoco.

Esta pseudochirigota, como los partidos políticos refundados en neoliberales negacionistas y de ultraderecha, adoptó el formato golfo de las chirigotas de las calles de Cadi, aunque olvidaron que los más golfos de los callejones llevan cuartetas formalmente impecables, tipos que cuando son mamarrachos lo son de verdad y no pseudo mamarrachos. Esta pseudo chirigota, en su ignorancia del Carnaval de Cadi, no sabía que el público gaditano estaba ya VACUNADO para cuando un grupo de gente llegara con esta pamplina: Los negacionistas.

Los negacionistas, chirigota callejera.

A Cadi no se le toma el pelo tan fácilmente, pero da libertad a todo el mundo para que haga y diga. Eso sí, quien se meta en agua tapá, eso es cosa suya.

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