Resiliencia (Y 2)

Si tenemos en cuenta que resiliencia es un término que se refiere a dos situaciones concretas, como son la capacidad de adaptarse a un medio cambiante y la capacidad de mecanismos y materiales de volver a su situación inicial una vez que termina una acción perturbadora de cualquier tipo, está claro que Ayuso es más resiliente que Casado

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Una intervención de Ayuso.
Una intervención de Ayuso.

Estaba anunciado hace una semana. Ya sabía el fiel lector, la leal lectora, que este MARCA ACME iba a ir sobre la resiliencia, poniendo varios ejemplos de lo que es, de cómo se gesta y se desarrolla en un lugar acotado en el tiempo y en el espacio como es la ciudad de Jerez de la Fra hoy en día. Íbamos a hacerlo… y lo vamos a hacer, aunque con ligeros cambios ya que es inevitable, siquiera referirse a, digamos, lo de Casado y Ayuso. Y lo vamos a hacer en términos de resiliencia, entendiendo la refriega que mantienen como una colaboración pródiga en ejemplos para este artículo, algo que agradecemos de manera inmediata.

Si tenemos en cuenta que resiliencia es un término que se refiere a dos situaciones concretas, como son la capacidad de adaptarse a un medio cambiante y la capacidad de mecanismos y materiales de volver a su situación inicial una vez que termina una acción perturbadora de cualquier tipo, está claro que Ayuso es más resiliente que Casado. Ella está perfectamente adaptada a la situación actual después de demostrarlo ganando de forma clara unas elecciones autonómicas en Madrid… con Casado entre sus principales enemigos, una vez que el enrolamiento de Pablo Iglesias para luchar contra el fascismo quedó en simple anécdota, gracias a lo que, entre otras cosas, hoy podemos disfrutar de Pablo como fino analista en Ctxt. Casado, por su parte, no es en absoluto resiliente a la presencia de Ayuso, como hemos venido viendo durante todos estos meses, hasta la traca final del jueves. Qué falta de resiliencia, por favor, canónica. Realmente Casado lo ha jugado todo a la segunda acepción de resiliencia, “a la capacidad de volver al estado anterior una vez que cesa una acción perturbadora”, donde se puede sustituir “acción perturbadora” por Ayuso. ‘Rien ne va plus’ de Casado… y, por ahora, no será este cronista el que diga que va ganando, en un tema que tiene toda la pinta de que va a tener dos perdedores –aunque hemos quedado en que Ayuso ha probado su resiliencia- tal y como llevan meses dejando entrever distintos líderes del PP diciendo cosas que al parecer sabían… eso sí, sin decirlas del todo, perdón por el juego de palabras.

Pero dejemos por ahora a Casado y Ayuso con sus cuitas y vayamos aportando nuevos datos sobre la resiliencia antes de terminar en Jerez de la Fra y su gobierno municipal, esa auto imposición, a veces a modo de castigo, que sin duda se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los rasgos característicos de esta sección que tiene antes sus ojos la amable lectora, el gentil lector…

Bien… hagamos un poco de historia. Y empecemos fuerte. Digamos que a lo largo de su puta –y ya larga- vida este cronista no había oído la palabreja en cuestión hasta hace cosa de dos años, cuando comenzó la pandemia. Fue por entonces cuando el presidente Pedro Sánchez empezó con resiliencia por aquí, resiliencia por allá, no se sabe si motu propio o vía Iván Redondo, su Rasputín de por entonces, que probablemente se la deslizara en una chuleta en una de esas primeras intervenciones públicas para dar ánimos a la ciudadanía después de encerrar en sus casas durante semanas a todos los que, desgraciadamente, no tenemos perro. 

Desde entonces, todo es resiliencia. El presidente sigue dale que te pego con la resiliencia, parece que se viene arriba cada vez que la usa, una especie de viagra discursiva o así. Otro caso… cuando Nadal ganó hace unas semanas el Open de Australia, según la sección de deportes del Telediario de la 1, fue gracias a su resiliencia. Donde antes se decía “fuerza mental”, “capacidad de sufrimiento” o similar, ahora te lo despachan con “resiliencia” y a otra cosa, mariposa, al campeonato mundial de lanzamiento de hachas (no, perdón, que eso es en la delirante sección de deportes de A3). Es evidente que las más de las veces resiliencia se estás utilizando por resistencia, sin más, cuando no es eso… Yo mismo, el otro día me sorprendí utilizando dicho término, eso sí, en mi caso de manera correcta, cuando le pregunté a una dependienta por la resiliencia de un colchón y la señora me miró con esa cara que no hace falta haber trabajado en el ramo para saber que significa “vaya, ya está aquí el primer gilipollas del día”. Para mí que pensó que la cosa iba de alguna práctica sexual friki-madurita, cuando ya ven, tras la instrucción recibida al principio del artículo, que la cosa iba solo de la capacidad del colchón de volver a su estado inicial después de dormir o… bueno, sí, tras un revolcón, claro, total…

Total, que el presidente Sánchez comenzó a filtrar resiliencia en nuestras vidas, en el sentido más amplio, desde los colchones que aspiramos a comprar al gobierno municipal de Jerez, que para eso está el partido, para seguir a su líder en toda su resiliencia. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento cuenta con su propio Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, calcando en su enunciado hasta la última coma el del Gobierno de España… debe ser para no despistarse, que este es el plan de la pasta de la Europa post Covid (Next Generation), por ir resumiendo. Pero es que la resiliencia va más allá. El Ayuntamiento, por ejemplo, también programó hace unos meses unos talleres informáticos bajo la hégira de la resiliencia: ‘Talleres (de informática) para la resiliencia’, que suena a algo así como los míticos ‘Cuadernos para la Democracia’ de la Transición, si bien son conocidos como Talleres Resiliencia, un nombre estupendo para unos talleres, con un uso correctísimo, éste sí, del término y que da, de entrada, una imagen de honradez y profesionalidad muy a tener en cuenta por el cliente cuando lleve el coche… 

Pero vamos al turrón, que una vez más nos despistamos. Recientemente, el Ayuntamiento ha obtenido 2,5 millones de euros para acometer un programa de mejoras en el barrio de San Mateo, dinero proveniente de la Resiliencia Europea… bueno, del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, queremos decir. Esa es la línea, queridos próceres jerezanos, la resiliencia. Todos los proyectos similares que se envíen para barrios, infraestructuras, empresas… todos deben llevar expresa la resiliencia que llevan consigo. Esa es la vía del éxito. De hecho, Jerez está tardando en tener su propia Delegación Municipal de Resiliencia que diera un marchamo inherente a todos y cada uno de los proyectos municipales, lo que sería todo un hito que pondría de nuevo al Ayuntamiento de Jerez a la vanguardia nacional y europea, ahora en la gestión resiliente de fondos económicos en un mundo pospandémico…  


 

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído