Horarios

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

En Bizcocheros, en San Pablo, en Vargas… comienza a percibirse un hartazgo de los vecinos del centro respecto a los horarios de algunos locales por la noche. En realidad, para ser más precisos, más que de horarios habría que hablar de prácticas: las puertas de locales con música abiertas de par en par, terrazas puestas hasta las tantas (que para eso estamos en lo que los del norte llaman el sur y hace calorcito), actuaciones musicales en sitios sin acondicionar (de nota el verano pasado la que se montaba en el Gallo Azul a deshoras en plena calle)… se trata de situaciones en las que el espacio público y, por supuesto, el derecho al descanso de los vecinos pasan frecuentemente a un segundo plano. Las ZAS (Zonas Acústicamente Saturadas) se declaran y se levantan atendiendo a criterios que no son siempre claros para los vecinos e incluso para los propios hosteleros, como ocurrió el verano pasado, con una zona de ambiente nocturno como San Pablo prácticamente muerta por la ZAS y terrazas de bares de tapas todavía llenas a las dos de la mañana en la plaza del Arenal.

Sin duda parte del problema viene de que, pese a la regulación y las distintas licencias existentes, en la práctica, en el día a día, se produce una confusión absoluta en cuanto a funcionamiento entre bares y bares de copas, musicales o pubs, como se les quiera llamar. Incluso, aunque a nadie se le ocurriera ni pensar en una vuelta atrás, no deja de ser un hecho que la ley anti-tabaco ha dinamitado por completo la acotación de los locales nocturnos y tiene como efecto colateral la ocupación de la calle más allá de lo que los propios hosteleros quisieran.

En el fondo, aunque es un mensaje un tanto simplista y reductor en lo que se refiere a los derechos de sus habitantes, va a tener razón el presidente de la asociación de comerciantes Asunico, Manuel García, en sus declaraciones efectuadas el pasado lunes: “El que quiera tranquilidad ya sabe que el centro no es el mejor sitio para vivir”. A la vista está.

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