La fiesta navideña de Jerez, cuestión de acentos

El problema es que cuando se pasa de la calle jerezana de El Cuervo o de la cuesta de Matajacas se reaviva una cuestión a la que, ya decimos, es ajena la ciudad

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Zambomba del barrio de San Mateo, este pasado jueves en Jerez.
Zambomba del barrio de San Mateo, este pasado jueves en Jerez. CANDELA NÚÑEZ

Día 24 de diciembre en Jerez de la Fra, último día de zambombas, que esto ya cansa y, según avanza el pandemonio, el debate sobre la nomenclatura de la fiesta, lejos de estar fijado secularmente, va en aumento… A ver, así, a palo seco: ¿Zambomba o ‘zambombá’? Sí, sí, este cronista es consciente de que a efectos de Jerez de la Fra este debate está cerrado y que, de hecho, en propiedad, ni existe. Zambomba y fuera. El problema es que cuando se pasa de la calle jerezana de El Cuervo o de la cuesta de Matajacas se reaviva una cuestión a la que, ya decimos, es ajena la ciudad. 

Dejando de lado a un periodista que entró el otro día en directo por TV al grito de “la zambombá de Jerez de la Frontera” –uno más-, la ‘última’ viene ni más ni menos que de la Real Academia Española de la Lengua (vulgo, RAE), que ha respondido a una duda concreta de esas que publica por Twitter diciendo que, sin duda es ‘zambombá’, uso popular de ´zambombada’, en línea con otros eventos provinciales… bueno, más bien gaditanos, como ‘ostioná’, ‘erizá’, etcétera. Hasta el alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, en clave de broma, ha pedido vía tuit que a ver si nos aclaramos…

A vuela pluma, este cronista estima que la respuesta de la RAE la ha realizado el académico experto en el habla provincial, que no ha consensuado la respuesta con el académico experto en temas navideños, bien por autosuficiencia bien porque su colega se ha debido coger unos días, como tanta gente por estas fechas, y es sabido que pasa bastante del móvil.

Por cierto, ¿se llegó a enviar ‘zambomba’ a la RAE para el reconocimiento del término como fiesta navideña jerezana (y arcense) o se le olvidó a alguien? Cabe suponer que se envió, de eso se habló en su día… Por eso, nos atrevemos a afirmar que no debería haber lugar a la confusión en la RAE (pese a su ensimismamiento ‘vapeador’ y hacerse el guais en términos del tipo ‘veroño’, ‘amigovio’), una ‘zambomba’ o la ‘zambomba’ se escribe como el instrumento musical navideño que le da cobertura, nunca mejor dicho. 

Ahora bien, asimismo cabe la posibilidad de que el académico experto en el habla provincial y ejecutor del tuit haya leído por encima el prolijo trabajo sobre la zambomba que venimos realizando en MARCA ACME, trabajo que más pronto que tarde verá la luz bajo el provisional título de ‘Auge y caída de la Zambomba jerezana’, muy así en plan Ziggy Stardust, el mítico disco de Bowie. Puede que nuestro académico haya percibido en prensa que distintos articulistas locales, cansados del todo vale en el que se ha instalado esta celebración en los últimos años, utilizan también el término ‘zambombá’, sin reparar en que no se trata de un uso indistinto y que el matiz se hace generalmente atendiendo a criterios, digamos, cualitativos, siendo propiamente la ‘zambomba’ una fiesta que se celebra de manera canónica, como tiene que ser… por lo que, entonces, cabe preguntarse, ¿cómo se distingue una zambomba, digamos, fetén, de una ‘zambombá’? Bien… hay evidentes similitudes, claro, pero hay varios signos que no pasan desapercibidos a ojos del experto: tirar de playlist de villancicos y no de grupo ya es muy sospechoso, pero al primer reguetón que suene (aunque sea así a modo ‘se me ha escapao’) o al primer intento de que te cobren más de siete pavos por una copa en vaso de plástico con tres hielos como huevos de diplodocus, ya sabes sin lugar a dudas que estás en una ‘zambombá’. Impepinable. Éste, estimado señor académico y estimado Kichi, es el criterio para la ‘zambombá’, sobre la que ya ven que este humilde cronista –y cada vez más gente en Jerez de la Fra- no tiene ninguna duda de que existir, existe.

Pero claro, una vez fijadas estas bases que hemos dado en definir como ‘cualitativas’, cabe aproximarse también al uso ‘cuantitativo’, por acumulación, tipo ‘ostioná’, etc, que propone implícitamente la RAE. Un ejemplo: ¿Si un día determinado, un sábado de diciembre, se celebran, no sé, diez, doce, quince zambombas, aunque sean todas canónicas (que ya les digo yo que no), cabe decir que en toda la ciudad se está celebrando una ‘zambombá’ o ‘zambombada’?

Es decir, si vas a una reunión a cantar villancicos y tocar la pandereta, efectivamente, zambomba es lo correcto -sobre todo si lo es- pero si vas a una ciudad entregada a la celebración de zambombas, no sé si de una visión general del fenómeno cabría, efectivamente, decir que se está produciendo una ‘zambombada’ o ‘zambombá’… Miren los cofrades, que a tirar pétalos al paso de un ídem lo llaman ‘petalada’ y se quedan tan pichis. Un poner. Ya ven que no es ningún disparate, pero ahí lo dejo, que este cronista acaba de recordar que tampoco él nació exactamente en la plaza Plateros…

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