Después de lo ocurrido los dos últimos sábados de Feria del Caballo, los caseteros y los abonados al último día –que suena algo así como una de esas iglesias de la América profunda- se preguntan, a mitad de camino de la intriga y el temor, qué terrible fenómeno se producirá hoy. El año pasado fue un tremendo vendaval que ríete tú del rodaje de Lawrence de Arabia. Hace dos, a media tarde se puso a llover de manera impresionante, lo que hizo que todo el mundo –término que incluye hasta a los ‘botelloneros’ más irreductibles- buscara refugio en las casetas y que el albero se trocara en barrizal (ante la sorpresa de los zapatos, que de tener entendederas a buen seguro se preguntarían “vale, ¿y lo próximo qué va a ser?”).
No es nuevo que los sábados se produzcan extraños fenómenos en la Feria de Jerez. Por ejemplo, hace algo más de veinte años fue la plaga de polillas que llenó el Real y puso el colofón a la Feria. Es fácil recordar qué año fue: era 1996 el año del doblete del Atlético de Madrid, con Jesús Gil de presidente. Era ese año, con toda seguridad, porque los madridistas y barcelonistas –mucho más parecidos de lo que ellos creen- culparon de tan inusitado fenómeno a los atléticos, por sacar las bufandas, apolilladas por falta de uso, del fondo del armario. Ha habido polillas otros años, claro, pero aquello fue casi bíblico. Sin embargo, este año no se prevé ningún extraño fenómeno: si el Atlético gana algo será el miércoles, con el parque González Hontoria volviendo a la normalidad de ser un parque; además está previsto que luzca el sol con unos muy ‘feriantes’ 24 grados y aunque se espera que haga algo de viento -21 kilómetros por hora- la cosa estará muy lejos del furioso vendaval que se desató el año pasado.
Aun así, cabe esperar que ocurra algo. Lo dice la cábala española: no hay dos sin tres. Y es que los fenómenos de los dos últimos años coinciden con que el sábado ha pasado a ser el último día de feria. ¿A los dioses no les gusta este designio humano, en forma de ordenanza municipal? No sabemos… Por ahora los únicos nubarrones que hay en cartera para el sábado son la previsible leche que se van a llevar los dos niños cursis esos que van a Eurovisión y el nuevo friki que los independentistas quieren poner en la Generalitat. Demasiado poco para estropear a nadie un sábado de Feria…
