Protesta de 'Escucha!' frente al Ayuntamiento. FOTO: MANU GARCÍA.
Protesta de 'Escucha!' frente al Ayuntamiento. FOTO: MANU GARCÍA.

No sé si se puede decir que en Jerez “existe acoso a la música en vivo”, tal y como mantiene la asociación Escucha! (a lo moderno, solo con el signo de admiración de salida) y así lo ha manifestado en una manifestación, con sus cacerolas y todo, a la puerta del Ayuntamiento.

Son varios los establecimientos que ofrecen música en vivo en Jerez casi a diario; algunos son (más o menos) tabancos que ofrecen espectáculos flamencos y otros son, digamos, garitos, cuya oferta, en este caso de música variada, se suele focalizar más los fines de semana.

Escucha! de alguna manera focaliza el problema en un establecimiento de la calle Bizcocheros que desde hace meses tiene problemas con el vecindario, con un vecino en particular. En principio, no debería ser difícil que las dos partes llegaran a algún tipo de acuerdo al respecto de la música en directo, todo es cuestión de hablar. A lo mejor las actuaciones se pueden programar un poco antes e incluso, tratándose, como se trata, de un local pequeño, reducir la amplificación de volumen (si es que se produce… no es un sitio que ‘trabaje’ este cronista, aunque ha estado en el local alguna vez nunca por la noche). Antes de empezar a cruzar denuncias, lo ideal sería hablar. Si se constata que hay a partir de equis hora (no sé… las doce de la noche, sobre todo a diario) actuaciones, pues un punto para el vecino, pero si esas pequeñas actuaciones son, digamos, de diez a once con un cierto margen, no parece que se moleste a nadie: todo el mundo tiene derecho a ganarse un duro, hombre.

Es cierto que las actuaciones en fin de semana (no hablamos ya concretamente de este local) a veces se programan más tarde, pero esto nos lleva al problema de partida con todo este asunto: Jerez está lleno de establecimientos que solo tienen licencia de bar y que estiran al máximo las posibilidades nocturnas que ofrece su horario sin que el establecimiento cuente con ninguna de las medidas de insonorización que deben cumplir los ‘auténticos’ bares de copas y discotecas. Y ahí ya… es otra historia.

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