Cuando crees que ya lo has visto u oído todo –oído, en este caso, mejor oído- va la vida y te sorprende. Siempre. Todos hemos escuchado esa expresión “en el hueco de la mañana” de cualquier profesional de ámbito doméstico, desde albañiles y fontaneros a técnicos de reparación de internet para cuando “se te parte”, como diría la madre de Güiza (expresión que, por cierto, sigue operativa entre mi grupo de amigos). “En el hueco de la mañana”… Es estar esperando a alguien que tenga que venir a tu casa y recibir esa respuesta, no sé, a las ocho y medio de la mañana, y notar cómo un sudor frío te recorre la espalda aunque se esté en pleno mes de enero.
“En el hueco de la mañana” se usa mucho en Jerez de la Fra y en toda la Bahía de Cádiz. Ya bromeamos hace unos años en estas mismas líneas con que “en el hueco de la mañana” podría ser perfectamente uno de esos problemas matemáticos que quedan sin resolver y que incluso la NASA –háganme caso, amigos periodistas, ‘youtubers’, ‘influ-ansars’ y demás: pongan NASA en todos los artículos y contenidos que puedan, que ya verán como son recompensados por el algortimo- tiene la resolución de esta conjetura matemática entre sus asuntos pendientes a tratar a corto plazo: creo que va justo después de los viajes interestelares.
Pero no podemos olvidarnos de “el salto”. Si “en el hueco de la mañana” –por cierto, no existe “en el hueco de la tarde”… se ve que las las tardes están muy mediatizadas por la siesta, el Tour y el ‘Sálvame’ cuando lo había- es una expresión de uso exclusivamente profesional, impensable su uso en la intimidad de la pareja o en la relaciones con los amigos, “el salto” se presta mucho más a ser usado de manera global, que se diría ahora. Que tienes que ir a buscar a tu pareja, pues vas en un “salto”; que tus colegas van ya por la segunda ronda de cervezas y te llaman para decirte que qué pasa, que dónde andas, pues les respondes que vas en un “salto” y tan pichi… sin dejar de lado, claro está, la componente profesional del “salto”, que también puede ser practicado por el albañil, el fontanero o el técnico de internet. Ese “salto”, que por supuesto viene a significar “estoy en un ratito”, tiene como ventaja respecto al “hueco de la mañana” que se puede utilizar por la tarde e incluso también por la noche (eso sí, respetemos “salto” sin mezclarlo con “tigre”, esa supuesta postura erótica que nadie sabe muy bien a qué nos lleva, salvo a la desazón, aunque es evidente que habla de empotramientos antes de que fueran verbalizados).
Vuelvo a decirles que este MARCA ACME arrancaba haciendo mención a novedades en este difuso marco en el que el lenguaje intenta definir sin éxito al tiempo. “Cuando creíamos que ya…”, recuerden que decía el artículo al comienzo. Pues eso, estuvo una de mis hermanas de 'doble visita' por Jerez de la Fra y ese pueblo costero que empieza por Z, acaba en a, lleva una h intercalada y no es Zahora, cuando va y me dice que vuelve a Jerez de la Fra “después del desayuno”. Como quiera que salí a eso de la una de la tarde a hacer unos cuantos recados que tenía pendientes y no había ni rastro de mi hermana, fue inevitable volver a pensar en los problemas que tiene el lenguaje para resolver pequeños problemas espacio temporales y en el importante papel que en el planteamiento de los mismos juega la percepción subjetiva… frase que desde ahora mismo les regalo por si a cualquiera de ustedes le viene bien para una tesis doctoral o para comenzar una reunión de la comunidad de vecinos demostrando quien es el amo.
Bien… mucha gente desayuna más tarde estando de vacaciones, también te puedes encontrar la carretera cargada, claro… Personalmente el “después del desayuno” creo que tendría más éxito en el ámbito profesional, ya que podría muy bien acotar “el hueco de la mañana”, desechando más o menos la primera mitad de la misma. Ahora bien, entre familiares… ¿Por qué utilizar “después del desayuno”, cuando si llegas a las once, pero de la noche, nadie te puede decir nada y no parece que sea esa la idea? ¿Por qué no decir que estás para el aperitivo? (como pueden ver, en mi familia no nos privamos de nada).
Dejemos este tema por ahora, que las rencillas familiares ya saben que tienen mecha corta y luego son de difícil solución.
Pues en estas estaba el otro en mi casa pendiente de que llegara un paquete de una compra por internet y recibo la llamada del repartidor. ¿Qué creen que me dice, que viene “en el hueco de la mañana”, en “un salto” o “después del desayuno”? No, estimadas amigas, queridos amigos, me dice “estoy allí mismo” (de mi dirección, se entiende). Lejos de amilanarme, le dije de manera simpática, pero firme, que definiera “estoy allí mismo”, a lo que el señor me respondió “estoy en la plaza del Arenal”. Bien, por lo menos sabemos que para el reparto “estoy allí mismo” sí, son menos de cinco minutos…
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