La acera en Jerez, ese recuerdo para viejos

El gobierno municipal del PP se siente cómodo con la expansión de la 'plataforma única' y evita por ahora acometer los evidentes problemas que esta medida causa a los peatones en Tornería o Santa María

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Un camión de reparto que quedó atascado en la calle Tornería de Jerez hace unos meses, una imagen para el recuerdo.
Un camión de reparto que quedó atascado en la calle Tornería de Jerez hace unos meses, una imagen para el recuerdo.

Jerez de la Fra ha abrazado la causa de la plataforma única, ya saben, eso de que la gente que va andando vaya al ras de la calle junto a los coches y sin acera. Este cronista no va a decir que no quede bonito, pero el problema es que el peatón siempre cumple su parte del trato –andar, ir andando a donde vaya– y los vehículos y el propio Ayuntamiento, pues según y cómo. La plataforma única está bien si se reduce notablemente el tráfico en la zona en la que se implanta y se respetan las limitaciones de velocidad que se establecen. Si no, se convierten en un híbrido extraño que no deja de entrañar peligro. Nuestros próceres parecen olvidar que las aceras se establecieron hace décadas por algo y para algo: para proteger al peatón, así de simple. Su seguridad tiene que estar siempre por delante de cualquier embellecimiento.

Viene toda esta ‘chapa’ a cuento del anuncio del actual gobierno municipal de que va a seguir con la política de plataforma única en Puerta Sevilla y Puerta Santiago, entre otras actuaciones que va a realizar con un dinerillo que ha cogido de Diputación. Ya saben que fue el delegado de Urbanismo del anterior gobierno socialista, José Antonio Díaz, el más firme defensor de esta medida, hasta el punto de que en esta sección, por ejemplo, acabó recibiendo el boxístico apodo de José Antonio ‘Plataforma Única’ Díaz, algo que el lector puede situar a mitad de camino del reconocimiento y del recochineo, a elegir. Esa era su idea del centro de Jerez y hay que respetarla, aunque sea desde la crítica. Ahora vemos que el PP la comparte y que, de hecho, en los seis meses que lleva al frente de la Corporación, en poco o nada se ha involucrado para solucionar dos problemas evidentes que hay en el centro de Jerez como consecuencia de la introducción de esta medida: se trata de Tornería y Santa María, con una evidente relación más allá de la (casi) rima.

En Santa María, un caso ‘puro’ de plataforma única, se produce un auténtico batiburrillo de personas, coches y patinetes (diez patinetes por cada bici debe ser actualmente la proporción que circula por el carril). Es una calle muy comercial y hay momentos punta en los que, sencillamente, los peatones acaban ocupando el carril de los patinetes… si es que pueden, porque aprovechando el ras de la calle son muchos los coches que aparcan de manera 'creativa' en cualquier lado, siendo un clásico el que va a hacer alguna gestión a Correos. Todo ello, por supuesto, sin que se haya introducido ninguna medida disuasoria para el tráfico, al contrario, el empedrado simplemente simbólico que se ha dejado tras la reforma, al final hace que se ruede más y más rápido.

La calle Tornería, que lo que está es peatonalizada, ha visto cómo progresivamente ha ido ganando tráfico y hoy es imposible decir que se cumple dicho objetivo. A lo mejor la solución no eran pilonas, que es cierto que han causado destrozos en vehículos y se estropeaban con cierta frecuencia, pero desde luego eran mucho mejores a la hora de que se cumpliera el objetivo de que en la calle solo entrasen vehículos de residentes, taxis y (este cronista no está del todo seguro en este momento) algo de reparto. Ah, y a 10 kilómetros por hora. Hoy todo eso ha desaparecido. La mayoría de los vehículos hacen caso omiso a los indicadores que hay a la entrada de la calle y, al no encontrar ninguna medida claramente coercitiva, siguen adelante y a buena velocidad. Ya no es propiamente una calle peatonal por la que pasa algún coche, no exactamente. Todo esto hace que, por momentos, la calle parezca una suerte de encierro de San Fermín en el que se sustituyen corredores por peatones y toros por coches, pero la sensación de echarse al lado para dejar pasar (a los coches, cuando se trataba de lo contrario) les aseguro que es la misma.

Haría bien el gobierno municipal en analizar estos temas antes de seguir con la política expansiva de la ‘plataforma única’… Por cierto, la próxima vez que me cruce por Jerez con Díaz le preguntaré al respecto: si está henchido después de comprobar que los populares siguen sus planteamientos, si se siente algo así como El Cid e incluso si se atreve a dar consejos a estos ‘novatos’ ­–¡habrase visto!– en plataformas únicas, que es que no se respeta a nadie, oiga...

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