años 20
años 20

Esta Nochevieja no solo celebramos el año nuevo, sino también el cambio de década. Estos últimos días he planteado esta cuestión a algunos de mis amigos, y cada reacción ha sido magnífica. He podido escuchar desde el “hostia es verdad” hasta el “va a volver Al Capone”. La respuesta más divertida, al ser una inocente equivocación con el cambio de siglo, fue “¿Pero la nueva década no empieza el año siguiente en 2021?”. Pues aquí están ya los años 20, pero esta vez sin gánsteres de Chicago.

El primer año de la década plantea muchas preguntas, ya que va a ser cuanto menos histórico. No lo digo por la Eurocopa ni los Juegos Olímpicos, a eso en cierto modo ya estamos acostumbrados y el resultado no genera muchas expectaciones fuera de las casas de apuestas. Aunque nunca se sabe si pueden pasar cosas fuera de lo normal. Si primero barremos para casa nos preguntaremos: ¿Se formará gobierno? ¿Habrá presupuestos nuevos? Se quiere creer que sí, aunque lo mismo ocurrió la última vez. Y de ser que sí, ¿Cuánto durará?

Bueno, eso parece ser lo de menos en estos instantes. Todavía mucha gente sigue teniendo en el punto de mira a Cataluña, Torra y Puigdemont, siendo la mayor telenovela a nivel nacional. La pregunta ya ni siquiera es cÓmo acabará, sino ¿acabará algún día?

La vida en el extranjero tampoco parece que sea mucho más fácil. Visto lo visto, el Brexit es inminente. Ya solo nos queda preguntarnos qué efectos va a tener. ¿Querrán volver a entrar dentro de dos años? No es la primera vez que un país de la eurozona se escapa de su casa un par de años. Es más interesante aún el futuro de Donald Trump y sus hazañas. ¿Sobrevivirá al Impeachment o lo inhabilitarán? De sobrevivir, ¿será reelegido este año? No quiero ser pájaro de mal agüero, pero a la cabeza solo se me vienen dos presidentes de EEUU que no repitieran cargo, Bush padre y Carter, contra una abrumadora mayoría de repetidores.

La mayoría de estas cuestiones tendrán respuesta antes de la próxima Nochevieja, pero hay otras que van a tener que esperar casi toda la década para poder ser respondidas. ¿Será efectiva la estrategia 2030 de la UE? ¿Llegaremos a un acuerdo profundo sobre la emergencia climática? Es aquí cuando ya no podemos evitar pensar en el Qué será será... de Doris Day. ¿Saldrá Greta Thunberg en la televisión llorando? Hay quien dice que de Toledo para abajo España será inhabitable por sus altas temperaturas. Como no descarto esto, gracias a mi alta tolerancia al calor, ya estoy haciendo mis propios planes para instalarme en la Alhambra.

Hay otras respuestas para las que tendremos que esperar apenas unas horas. Dicen que el fin del peaje de la AP-4 será efectivo un par de horas antes de lo previsto. Lo que les faltaba a sus trabajadores, que les den encima las uvas allí. Tampoco voy a tener que esperar mucho para saber cuantos de mis amigos van a acabar en el suelo, aunque el listón está muy alto como para que esta vez pase a la historia. Por supuesto, también habrá otras cosas que no veamos venir, y otras que sí pero no sabemos cuándo. Estoy intentando mentalizarme por si los Rolling Stones no llegan a 2030.

Al igual que las grandes incógnitas y los propósitos que hagamos después de las campanadas esta vez serán para diez años en lugar de uno, el balance de lo bueno y malo cinco minutos antes de la cuenta atrás al más puro estilo Mecano será también de diez años. En mi caso, esto supone casi la mitad de mi vida. Han sido años muy intensos, a decir verdad. Tristemente marcados por el repunte de la crisis, bajo la sombra del reggaetón y absorbidos por la expansión tecnológica, en ellos hemos vivido una serie de acontecimientos muy variados. Hasta hemos presenciado una nueva trilogía de Star Wars, aunque el resultado no ha sido el esperado ni se espera que terminen de hacer películas, perdiendo así toda su especialidad.

A nivel personal, sobre mi balance de la década, en los últimos años me identificaba con Frank Sinatra. Arrepentimientos, podía tener unos pocos, pero muy pocos que comentar. Lo hice todo a mi manera. Sin embargo, hoy me identifico con Édith Piaf. No me arrepiento de nada. Ni de lo bueno que me ha pasado, ni del mal que he hecho. Porque mi vida y mi alegría comienzan hoy con las personas que más quiero, y todo lo anterior ha sido el camino para llegar a lo más alto del árbol con ellos. Eso sí, no se puede olvidar a los que por motivos de fuerza mayor no han podido llegar. Una vez aquí, no tendré miedo de los años 20. No estoy solo, afrontaré junto a los míos todos los cambios y disfrutaremos de todo lo que está por venir. Felices años 20 a todos.

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