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Siempre pensé que el principal motivo por el que Occidente idolatra a los EEUU fue por su incursión en la Segunda Guerra Mundial.

Siempre he pensado que el principal motivo por el que la sociedad occidental toma como modelo e idolatra a los Estados Unidos, fue por su decidida (y decisiva) participación en la última parte de la Segunda Guerra Mundial (muchos obvian que hubo un periodo inicial en el que los que se batieron el cobre fueron británicos y franceses, fundamentalmente). Luego llegó Hollywood y su propaganda, y cualquier jovenzuelo que hoy día pretenda acercarse a dicho momento histórico a través de las películas en vez de los libros, pensará que los americanos ya se daban hostias con Hitler desde que tomaron Polonia a la fuerza, cuando en realidad llegaron a la guerra con dos años de retraso. Para el tema propagandístico son los mejores, como pueden comprobar.

Y como ejemplo, echen un somero vistazo de hemeroteca a intervenciones en organizaciones internacionales como la ONU o la OTAN. Su encendida defensa de los Derechos Humanos y sus continuas acusaciones a aquellos regímenes donde se violan (bueno, en realidad solo a aquellos que no les bailan el agua), son encomiables y dignas de elogio. En eso estamos de acuerdo.

Ahora bien… Sorprende el doble rasero empleado. Y me refiero a su política de cara al exterior y otra muy diferente de puertas para adentro.

La Tierra de la Libertad, el Hogar de los Valientes, El Faro de las Democracias, El Centinela del Mundo Libre… Guarda mierda bajo las alfombras desde hace siglos, aunque no sea bonito recordárselo. Pero qué quieren que les diga… Siempre me reventaron los que acusan a los demás, teniendo mucho que callar.

Porque a veces olvidan que han padecido una segregación racial que ríase usted del Apartheid de Sudáfrica.

Los disturbios raciales que nos desayunamos últimamente en Baltimore, Ferguson, Nueva York, Cleveland y North Charleston (por poner los ejemplos más conocidos de los últimos años) no son más que una respuesta social ante una injusticia.

No se trata de una protesta civil y pacífica ante los abusos de la policía americana (que también). Eso es lo que se pretende difundir a la prensa extranjera. Lo que realmente subyace en esas manifestaciones es el hartazgo de una sociedad pluricultural ante la prevalencia de la raza blanca en instituciones, y la diferencia de trato con respecto a las minorías.

La sociedad americana lleva amparando a criminales racistas (como el Ku Klux Klan) desde hace siglos; a veces dentro de la legalidad y a veces fuera. Pero nadie duda que durante mucho tiempo los tentáculos del Klan llegaron a distintos niveles del poder: senadores, congresistas, militares… Y hoy día siguen apareciendo en lugares públicos exhibiendo músculo y esvástica.

Crónicas recientes cuentan que cuatro policías de raza blanca son absueltos por un jurado (compuesto por miembros de raza blanca) después de haberle propinado una paliza brutal a un ciudadano afroamericano que le provocó la muerte. En otra ciudad, un chico de raza negra de 12 años es abatido a quemarropa por un policía que le dispara varias veces. El chico iba desarmado. No muy lejos, un conductor (también de raza negra) huye despavorido de la policía que ha detenido su vehículo por tener un piloto roto, y en su huida es tiroteado sin compasión por varios policías de raza blanca.

En todos estos casos destacan varios elementos comunes: los excesos de la policía en el uso de la fuerza, que el agente es de raza blanca y la víctima de la agresión de raza negra, que autoridades y judicatura miran para otro lado y que los homicidas son finalmente absueltos.

Son ejemplos. Los más conocidos. Pero son muchos más los que sigue sufriendo una sociedad que parece haber enterrado el Movimiento por los Derechos Civiles de Luther King en lo más profundo del olvido.

Hace 50 años que el Congreso de los Estados Unidos aprobó el conjunto de leyes que acabaría con la segregación racial y que hasta la fecha tan solo ha permitido determinadas mejoras de inclusión social.

Hace 50 años que las minorías afroamericanas y latinas esperan ser tratados como ciudadanos de idéntica categoría al de raza caucásica.

Y en el horizonte de unas elecciones presidenciales, uno de los candidatos republicanos, Donald Trump, se permite realizar discursos xenófobos y racistas ante toda la nación, cambiando la sotana y la capucha blanca por traje y corbata: Ku Klux Klan repeinado y perfumado para el siglo XXI.

¿Y ustedes me van a dar lecciones de respeto a los Derechos Humanos?

En el Reino de los ciegos, el tuerto es el Rey. Que gran verdad.

 

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