Mª Ángeles Gómez, coordinadora de Educación y Cultura de Foro Ciudadano de Jerez
El verano da para mucho y en mi caso concreto me dio tiempo a todo: amigos, familia, nietos, campo, playa, stress, relax…y mis libros, mis libros que me hacen disfrutar, aprender y soñar. En este laberinto estival se cuela, aun sin querer, la reflexión, el análisis, la crítica de la cosa política; porque ni la prensa escrita, ni la tele, ni las redes sociales dejan margen para olvidarte de que somos entes sociales, inmersos en una noria, que da vueltas a capricho de los gurús que nos manejan cual piezas de un enorme puzzle de diferentes formas y colores, que manipulan y encajan a la perfección.
Sobre todo de colores ha estado sobrecargado el verano. De colores variopintos que nosotros, enanos mortales, no queremos o no sabemos interpretar. Es curioso que todo lo que está ocurriendo en el panorama político vaya encaminado a fraccionar a unos, mientras otros están preparando el terreno para legislar de tal manera que la facción menos fragmentada, o sea Ellos, se lleven el gato al agua. ¡Clarísimo!
Pero de tan claro que está nos parece hasta increíble y seguimos dando pábulo a la nouvelle–politique, malabaristas del blablablá, instalados en el laboratorio de la teoría política pseudoizquierdosa, ajenos a la praxis y al contexto político-social supranacional en el que nos movemos. Y para que no quede duda alguna de imparcialidad, hay que reconocerles la habilidad de haber recogido el hartazgo de la ciudadanía y reconvertirlo en una especie de tergiversación de la democracia, para mayor gloria de su nebuloso proyecto.
Al lado tenemos a las izquierdas de toda la vida, cogidos por sorpresa con el paso cambiado, sin saber cómo reaccionar y cuyo único interés estriba en la forma y manera de estar con o en contra de los Nenes, porque saben que la estocada puede ser mortal. Y en medio de este berenjenal estoy yo, mejor dicho, estamos nosotros, una organización política, eminentemente municipalista, cuyo único interés es nuestro pueblo o nuestra gran ciudad, según como se mire y según quienes la gestionen. Su crecimiento cultural, social y económico. La recuperación de la convivencia y de la participación democrática de hombres y mujeres en el diseño común de un proyecto de ciudad.
Aquí en Jerez hay tantos frentes abiertos (la lacra del brutal paro estructural, los desahucios, el hambre, la pobreza infantil, el abandono del centro histórico, el desmantelamiento del tejido empresarial, el envejecimiento de nuestras infraestructuras educativas, el hastío y la emigración de la juventud, el deterioro del bienestar social…. ), que es alto el riesgo de sentirse abrumado y paralizado. Pero nuestra fuerza estriba precisamente en el conocimiento de esta realidad, en la cercanía, en el cuerpo a cuerpo, en la vivencia y convivencia con nuestros vecinos y vecinas y en el empeño de superar la enorme distancia existente entre el stablishment y la ciudadanía.
Nuestro compromiso solo es Jerez, nos sentimos muy alejados del carajal de cambio de cromos, de zancadillas, del “tumás”, de hipotecas y repartos contraídos a priori y de todas esas “zarandajas” en la que están enzarzados otros, en su propia casa y en la ajena. Nuestro capital es inmenso, insuperable. Un equipo de hombres y mujeres en los que se conjuga la experiencia, la juventud, el conocimiento, el trabajo, la entrega, el esfuerzo y el convencimiento absoluto de que Jerez puede recuperar el tiempo perdido y reiniciar el camino de la modernidad cultural, social y económica.
Ciertamente he de confesar que me siento cada día más convencida de que estoy donde tengo que estar. No me siento cómoda en las grandes superficies, ni en hoteles mastodónticos, ni en grandes teatros, ni en extensas playas… Prefiero los espacios donde se siente la cercanía y solo a veces necesito la inmensidad de la montaña para mirar el horizonte y comprobar que todavía no he perdido el norte. -
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