Policías luchando contra los disturbios en Barcelona, en días pasados. IMAGEN: RTVE.ES
Policías luchando contra los disturbios en Barcelona, en días pasados. IMAGEN: RTVE.ES

Han votado los suizos y la tendencia verde, de defensa del Planeta y de los Derechos Humanos, es clarísima, donde la socialdemocracia y el liberalismo siguen cayendo. La sociedad ecuatoriana quiere echar a su Gobierno neoliberal por el gasolinazo. La sociedad argentina se prepara para echar al actual presidente neoliberal. La sociedad santiagueña de Chile ha estallado ante el neoliberalismo que no le deja ir ni en metro y la respuesta ha sido el toque de queda y un Gobierno ausente de palo y tente tieso.

Catalunya y España tienen un conflicto. Pedro Sánchez lo afirmaba en su discurso de investidura. Todos los Gobiernos que han gobernado, y todas las derechas, han abandonado el problema al pudridero; nos han  abandonado a todøs nosotrøs. Cualquier sensata comprenderá que la realidad que no nos gusta, pero nos alcanza, debemos regularla a través de diálogos que nos lleven a sellar acuerdos.

El profesor Pérez Rojo, que no es independentista ni catalán, dice: “La acusación de rebelión ha sido la coartada del Tribunal Supremo para manejar el proceso a su antojo”. El ex Fiscal Superior Catalunya, el señor Mena, de Burgos y nada independentista, dice: “Es correcto hablar de presos políticos”. El magistrado de la Audiencia de Sevilla, señor Gallardo Correa, dice: “Realmente no parece muy inteligente llegar a una solución que no ha convencido a casi nadie para que haya unanimidad. Debatiéndose unos hechos complejos y difíciles de encajar en unos tipos penales por otra parte sumamente defectuosos, no es creíble que siete Magistrados estén de acuerdo en todo y acepten la posición más artificial de las acusaciones formuladas.”

Son muchas las opiniones cualificadas de especialistas y reputados juristas, sin interés político directo en el asunto, que analizan las más de 500 páginas de sentencia y encuentran demasiados errores. Errores que no solo afectan a los catalanes sino a todos los españoles.

No cabe duda que el conflicto entre Catalunya y España ha durado ya demasiado y nos tiene a todos agotados. Nos damos cuenta de que nos rodean problemas acuciantes para la vida diaria de las personas: la pobreza, en primer lugar. Este es el motivo por el que mi sueño de solución era una Estado federal que permitiera disfrutar a cada quien de todo lo suyo y, al mismo tiempo, habitar una vecindad de muto enriquecimiento. Tampoco esta solución fue nunca bien recibida por esas elites que viven en la fantasía mohosa de la Castilla imperial, residuo maquillado de la dictadura franquista y transmitido, durante la transición, al nuevo periodo constitucional de 1978. Un pacto constitucional que no ha sido respetado con la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010: el nuevo Estatut, resultante de aquella sentencia, nunca fue sometido a referéndum. Los catalanes viven en una Ley que no votaron en un referéndum establecido en la Ley y esto solo les ocurre a los catalanes. Les gobierna una Ley que no es suya.

El malestar en la cultura, del que ya hablaba Freud, se acaba de materializar en su más clara expresión. La violencia nace, también, de una imposibilidad de articular satisfactoriamente la expresión de esa malestar para comprenderlo y superarlo. Para liberarse de él.

La sentencia mueve a escándalo a todo el que se acerca a ella sin la pasión del interés directo. Y mueve a escándalo porque se percibe una gran injusticia, al mismo tiempo que acrecienta “la desconfianza ciudadana” en la Justicia, en palabras del magistrado sevillano.

España tiene un grave problema no solo con sus prácticas poco democráticas en varios espacios de vital importancia para un Estado democrático: la Justicia y las Fuerzas de Seguridad. Quizá sea ya el momento de pensar que es fundamental encontrar una solución política al conflicto, y que solo pasa ya por un referéndum, sino que una organización territorial que articule mejor todos los territorios de España, y sin que todos los caminos pasen por Madrid, nos llevará a mejor vecindad y mayor prosperidad.

El problema territorial es un problema para las personas. En Andalucía el centralismo sevillano no ayuda demasiado a un desarrollo mejor equilibrado de esa inmensa región. A diferencia de Euskadi, donde existe una estructura interna prácticamente federal con sus Diputaciones Forales. ¿Qué sería de la cuenca mediterránea con un corredor que no termina de completarse, quizá porque no pasa por Madrid? La dinámica del movimiento es también la dinámica del conocimiento y de un acceso más transversal a la riqueza económica. En Extremadura, qué voy a decir del abandono que sufre como páramo de las infraestructuras de transporte, lo mismo hacia Huelva, hacia Lisboa que hacia el resto de la Península o en su propio interior. Extremadura es la metáfora de un inmenso territorio con gentes a las que el destino mantiene ancladas al terreno. La articulación territorial de una sociedad puede ser un corsé o un espacio de libertades que hagan posible una vida compartida y enriquecedora. Hoy no hablaremos de lo poco que nos conocemos los españoles.

Criminalizar la protesta no es el camino, al menos no lo es para løs demócratas. Tanta insistencia en celebrar a gritos las virtudes de la democracia modélica española levantan las sospechas de los más acólitos apenas tengan una pizca de criterio personal. Excusatio non petita, accusatio manifesta.

Indulto, amnistía, y hagamos el referéndum, cumplamos con nobleza, desarrollemos luego el Estado federal al que nos lleva el Estado autonómico, para que vivamos todøs una vida mejor. La lista de condenados e indultados por PP y PSOE por delitos graves contra el Estado o contra las personas es larga. Los presos políticos catalanes han sido condenados por delitos contra orden público.

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