100 días de todo, 100 días de poco

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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LA ROTONDA. Todo por demostrar tras el 'ciclo de cortesía' poselectoral en Jerez. Mamen Sánchez y el PSOE se enfrentan a la hora de los valientes: gobernar repensando la ciudad, consensuando y tomando decisiones.

No he visto 300 pero sé de qué va la historia. Un puñado de espartanos guiados por el rey Leónidas hace frente a una legión de persas en las Termópilas. He visto Braveheart, probablemente una de las películas más sobrevaloradas de la historia del cine, y ya saben, William Wallace hace frente junto a un pequeño grupo de valientes soldados escoceses a los pérfidos ingleses. (Spoiler) Después palman. Ahí está más reciente el caso de Khaleesi, la Ada Colau de Juego de Tronos, que se dedica más sola que la una a ir reclutando hombres a los que previamente convierte en libertos. Seguro que hay partidos con equipos que aun yendo perdiendo al descanso y tras quedarse con dos jugadores menos han conseguido la remontada merced a los goles de un tal Messi.

No creo que Mamen Sánchez tenga nada que ver con Leónidas, Wallace, Khaleesi… Ni tan siquiera con el astro argentino en el dominio de sus pies. Pero sí creo que aunque la lógica acaba imponiéndose nueve de cada diez veces, a veces tirar de épica da resultado. Es pronto para saber si lo que se convirtió en el gobierno más raquítico de la historia democrática municipal reciente superará las adversidades exógenas –la colosal ruina municipal– y endógenas –muchos de sus integrantes se llevan como el perro y el gato, no descubrimos nada–, pero hay una máxima que dicta que a veces menos es más. Lo decía la Bauhaus de Mies van der Rohe y lo marca muchas veces el sentido común. A los hechos recientes hay que remitirse.

Con 15 concejales, hay una amplia mayoría social en la ciudad que ha dicho en las urnas que la gestión del gobierno de Pelayo y el PP fue muy deficiente en este municipio. Y mira que gobernaron a su antojo. Atacar con más efectivos no significa siempre atacar mejor o tomar las mejores decisiones para garantizar el éxito (electoral o en el día a día). Vietnam o la guerra de Iraq demuestran en la cruda y monstruosa realidad de la contienda bélica que no siempre ganan los más fuertes y más poderosos. O no siempre ganan tan fácil como pensaban. ¿Los más inteligentes? ¿Los más audaces? ¿Los más imaginativos? ¿Los más marrulleros? ¿Los más astutos? Un poco de todo eso hay en esas grandes gestas de davides contra Goliats.  

El tiempo pasa. Este domingo se cumplieron 100 días de gobierno y cuando tecleo estas líneas ya casi llevamos 102. El contador de cosas por hacer empieza a colapsarse, las marcas de las tareas pendientes se siguen acumulando. La sensación oyendo a Mamen Sánchez afirmar que gobierna divinamente con otros cinco compañeros es como escuchar a Rajoy diciendo que no subirá los impuestos. De acuerdo, se han atrevido a cambiar oficialmente los días de celebración de la Feria del Caballo. Era imposible la polémica en un asunto consensuado tácitamente por la realidad del evento. Vale, ha habido un claro gesto de cambio al aprobar y retirar el busto del escritor franquista José María Pemán del vestíbulo del Villamarta –Mamen Sánchez no era partidaria personalmente de llevar el asunto al primer pleno del mandato-. Muy bien, se dijo de rebajar el coste de la estructura política y de altos cargos del Ayuntamiento y también se ha hecho. Se han agilizado los expedientes y licencias paralizadas, y se han salvado varios escollos económicos tirando de préstamos ICO –esos que eran una trampa mortal para los ayuntamientos–.

¿Y qué más? 100 días después de que el gobierno de Jerez virara a la izquierda con el equipo de gobierno más reducido de la historia es el momento de empezar a pensar en reconstruir la ciudad más allá de seguir dando palos de ciego a beneficio de inventario. Se trataría al menos de volver a escribir un relato más o menos propio: sin excesivos continuismos -salvo para lo que sí funciona–, sin gobierno a golpe de titular, y sin esa pacata cobardía política al que dirán, que suele anteponer el interés particular de tal o cual vecino al del interés general en torno a un proyecto de ciudad sólido y realizable (véase calle Porvera y comerciantes del edificio del IARA en Esteve durante los dos últimos mandatos). Y que conste que eso no quiere decir stricto senso que se esté haciendo lo más beneficioso pero sí indica algo necesario: se está gobernando, se están tomando decisiones. Gobernar es decidir. Y para decidir hay que tener las cosas más claras. ¿Hay plan? Hasta mediados de 2019, gobernar tambien debe ser en Jerez pactar, dialogar y consensuar. Es muy pronto, insisto, pero se ha visto poco de todo eso que en el fondo es lo que la ciudadanía demanda. 

Hasta quienes dentro del PSOE se oponían a afrontar un gobierno tan endeble -rematado para colmo con la espantá de Isabel Armario a ese Desembarco del Rey que es la Diputación- han entendido finalmente esta decisión de sus compañeros como valiente. 100 días después, o 102, los hechos políticos deben demostrar que no solo estábamos ante una valentía temeraria orientada a gobernar a cualquier precio. O a desalojar a toda costa al PP del poder municipal pese a contar con cuatro concejales más. Hoy, que ya se cuentan 102 días; o pasado, que serán 104, hay que demostrar que se toman decisiones, que hay un proyecto de ciudad o hay al menos capacidad para facilitar construirlo entre muchos. Política y valentía, responsabilidad e ideas. Hay que evitar, al modo de Cortázar, que todo parezca que va a empezar de otra manera pero que al final acabe girando lentamente sobre un mismo eje. En este centenar de días hay un balance: promesas y buena voluntad, todas las del mundo; imaginación, hechos y concreciones, pocas. Y el tiempo pasa. Y Jerez no puede perder ni un segundo más.

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