“Arcardeza, arcardeza, la playa, por favó, shiquiya, la playa”. Como en la Feria no se aguanta de calor (y lo que queda) decenas, cientos de hombres y mujeres han apelado estos días a María José García-Pelayo para que cumpla su promesa y traiga a Jerez la anunciada playa. Pero para toda esta gente cumplir no es suficiente. Ya no. Adelantar, es la palabra. La playa ya, para los últimos días de Feria, no para después de la Feria. Después de la Feria, como esto siga así, todos muertos.
Una Feria a pie de playa, como en Conil o Barbate… sería chulo, la verdad, aunque la playa se haya quedado en una sucesión de piscinas hinchables, como no podía ser de otra manera. Pero el asunto sigue ahí. Sin ir más lejos, el otro día en la caseta de Radio Jerez un grupo tocaba, por petición popular, el ‘Vaya, vaya, aquí no hay playa’ mientras el público sustituía la parte de “escucha, Leguina” por un oportuno “escucha, Pelayo”...
Lo cierto es que, ocurrencia del momento o salida perfectamente meditada, en Jerez estos días no se habla de otra cosa, de la (no) playa. Es el tema de la campaña electoral. Y es que cada cuatro años, gobiernen unos u otros, a los políticos les gustar meter la Feria en la primera semana de la campaña electoral, tal vez porque piensan que les puede beneficiar que haya una buena feria. No sé, la feria va bien o mal según le vaya a cada uno, el resto me parece rutina. Tal vez meten por medio la Feria porque saben que esta primera semana de campaña, se diga lo que se diga, siempre va a quedar amortiguado por el ruido de fondo de los cacharritos… a no ser que se diga que Jerez va a contar con una playa con su chiringuito y todo, entonces ni la promesa de miles de puestos de trabajo, ya lanzada, alcanza eco. Es sencillo: la gente sabe en que se quedan las promesas de empleo en campaña electoral, pero es normal que tenga expectación por ver en qué se queda la promesa de una playa…


