Las consecuencias del Brexit.
Las consecuencias del Brexit.

El Brexit fue más que evidente cuando Boris Johnson ganó las elecciones de diciembre con una aplastante mayoría absoluta, lo que tampoco pilló por sorpresa a Eurostat. La oficina estadística de la Comisión Europea venía ofreciendo datos para la media de la Europa-28 y para una hipotética Europa-27 sin Reino Unido desde hace bastante tiempo atrás. Por lo tanto, no es difícil hacerse una imagen de la actual Unión Europea y del papel de España.

Se insiste mucho en el perjuicio de la salida británica, pero todavía no es posible cuantificar a ciencia cierta las perdidas que va a ocasionar. Como ya se sabe, va a existir un periodo de adaptación en el que todo funcionará como siempre mientras el gobierno británico y la Comisión Europea negocian los términos de su nueva relación. Hasta que no se sepan los detalles de esta, cuantificar perdidas es “economía ficción”. Aun así, también es muy posible que este periodo de transición se prorrogue, puesto que su fin previsto es el 1 de enero de 2021 y once meses es muy poco tiempo para la negociación de un tratado bien articulado.

Una de las grandes ventajas y motivos por los que se creó en su tiempo la Comunidad Económica Europea fue la creación de una unión aduanera que favoreciera el comercio intracomunitario y armonizara los criterios de protección respecto al exterior. Paradójicamente, los primeros que teorizaron acerca de las ventajas del libre comercio sin aranceles fueron los británicos Adam Smith y David Ricardo. Hoy día todo el mundo saldría perdiendo ante un nuevo sistema arancelario británico, pero los más perjudicados serían los propios británicos, y en especial sus consumidores.

Los aranceles se suelen responder con más aranceles, lo que haría aumentar el precio de las exportaciones e importaciones británicas. Este sería el gran error inglés, porque mientras que en la unión contamos con más sitios para colocar nuestra producción y con otros proveedores, ellos verían subir los precios de sus bienes de consumo básico. Aun así, para ellos lo más preocupante no es la exportación de bienes, sino la de servicios, en concreto los financieros. Algo normal en un mundo donde la producción de bienes está deslocalizada en países periféricos.

Esta preocupación tiene un trasfondo mucho más profundo, ya que el sistema financiero británico está muchísimo más ligado a la compraventa de acciones de empresas que al crédito. La imposibilidad de los bancos británicos para operar en el territorio europeo supondría un duro golpe para las empresas británicas, acostumbradas a financiarse principalmente mediante ampliaciones de capital. Este hecho hace que Reino Unido parta de una clara posición de desventaja a la hora de entablar negociaciones.

Es por ello por lo que no se puede descartar que se mantenga de alguna forma la libre circulación de trabajadores. Esta ha sido una de las principales razones del brexit, la xenofobia. Casi como todos los temores, este también es irracional. No creo que los problemas de la economía británica sean culpa de nuestra mano de obra cualificada que decide emigrar y de los estudiantes que trabajan sin contrato en los restaurantes de noodles. La inmigración aparte supone un aumento de la demanda, que de dificultarse le haría un flaco favor a la economía británica.

Por lo tanto, cuando termine el periodo de adaptación es muy probable que la situación no sea muy diferente a la actual. Respecto a España, el principal problema está en el peñón de Gibraltar. Aun así, tampoco habrá grandes cambios. Gibraltar no es parte como tal de Reino Unido, es solo un protectorado. Como tal nunca ha estado en la UE, de ahí la frontera. Tampoco creo que nadie piense que Gibraltar es autosuficiente. Lo más probable es que en los próximos meses se diseñe algún tipo de visado especial para los trabajadores españoles y algún pasaporte especial para los gibraltareños.

Creo que en una ocasión anterior ya teorizaba sobre que la salida británica supondría un aumento del peso relativo de España en la UE. Para lo bueno y lo malo, el club selecto de la Europa-15 se reparte los restos de Reino Unido en una nueva Europa-14. Un ejemplo del mayor peso de España es que de la noche a la mañana nos hemos convertido en el primer productor de ginebra de la Unión Europea. Una gran noticia para El Puerto de Santa María, donde se sitúa la producción de Rives, y para las empresas del Marco de Jerez, muy especializadas en la distribución de bebidas. Cuando era camarero mi jefe ya resaltaba las virtudes del Rives frente al Beefeater, por lo que si jugamos bien nuestras cartas podemos popularizar en Europa la ginebra española. Por lo menos en la facultad de económicas hay hasta cierto optimismo respecto al brexit. Un compañero mío bromeaba al respecto de la ginebra: “Si nos organizamos también podemos ser los primeros consumidores".

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