Campofrío
Campofrío

Me siento aludido, y con razón, por ese buen anuncio de Campofrío que retrata a los ofendiditos y al escaso sentido del humor que muestran tanto en las redes sociales como más allá del entorno digital.

Sí, yo soy uno de ellos. Uno de tantos que demuestran su indignación en las redes sociales con determinados asuntos que le tocan la fibra sensible; con artículos que lee, vídeos que ve o chistes que escucha.

En mi defensa, aludo que no todos los ofendiditos somos iguales:

No es lo mismo ofenderse porque Willy Toledo se ha cagado en dios e intentar llevarlo a la cárcel, que ofenderse cuando lees que la iglesia española no facilita los datos de pederastia a las autoridades o cuando el mismísimo Papa dice que la homosexualidad es una moda.

No es lo mismo ofenderse y llevar a juicio a un humorista porque en un sketch de ficción se suena los mocos con la bandera de España, a ofenderse porque la ultraderecha revienta una manifestación agrediendo a los manifestantes.

No es lo mismo ofenderse porque dos titiriteros realizan una obra de teatro crítica a ofenderse porque se vulneran de forma constante los derechos de las trabajadoras.

No es lo mismo ofenderse porque exista una procesión del Coño Insumiso y llevarlas a juicio, que ofenderte porque lees una noticia donde desahucian a una señora de 99 años.

No es lo mismo ofenderse por la última portada de Mongolia y boicotear sus actuaciones, que ofenderse porque se difundan alegremente bulos sobre el impacto de la emigración.

No es lo mismo ofenderse por la portada de El Jueves riéndose de la corona, que ofenderse por el enésimo encuentro del rey emérito con los responsables de una dictadura asesina.

No es lo mismo ofenderse con la justicia conservadora de este país de tu lado, que ofenderte sin ánimo de encausar a nadie y meterlo en un proceso penal.

No es lo mismo ofenderse por lo escrito en un artículo y expresarlo en la red, que ir persiguiendo a periodistas, insultándoles y amenazándoles.

Y no, tampoco es lo mismo ofenderse porque se culpe al patriarcado de los asesinatos machistas y se señale los privilegios de los hombres, que hacerlo porque el sistema sigue sin garantizar la seguridad de las mujeres.

Unos nos ofendemos por lo que creemos que atenta contra la justicia social, y otros se ofenden cuando ven sus privilegios peligrar. Lo siento, pero aunque algunos intenten meter a todos en el mismo saco, no somos los mismo unos ofendiditos que otros.

Reivindico pues el derecho a sentirnos ofendidos, pues desde este sentimiento han nacido muchas luchas que merecen la pena y han hecho evolucionar la sociedad.

Y no me llevéis la contraria, que me ofendo.

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