Valentino Rossi, en una imagen de archivo.
Valentino Rossi, en una imagen de archivo.

¿Se imaginan que dentro de diez años tiremos por tierra todo lo que está logrando Marc Márquez en el Mundial de Motociclismo? Eso es lo que sucede con Valentino Rossi. Como ya no gana carreras ni consigue las poles, parece que de nada sirve haber logrado nueve campeonatos del mundo y multitud de récords. Ahora que está a punto de terminar el Mundial, quiero aprovechar estas líneas para recordar que el italiano tiene muchas probabilidades de terminar el campeonato en segunda o tercera posición. Es de admirar que tanto tiempo después de comenzar en esto y con 39 años termine en el pódium. Que Marc Márquez es merecedor de este, de los anteriores y de los mundiales que están por venir es indudable.

Solo por verle pilotar merece la pena pagar por una entrada a los circuitos. Esa suma de riesgo, cabezonería, locura y estrategia es lo que le convierte en uno de los más grandes del deporte de nuestro país. Pero no olvidemos que un día fue Valentino el que estaba en ese lugar, que fue el italiano el responsable de que muchos nos engancháramos a este deporte y que fue él el encargado de poner el motociclismo en lo más alto (con permiso de Ángel Nieto). Ángel, por cierto, siempre tenía palabras buenas para Il Dottore, a quien le unía una bonita amistad. Y si Nieto lo admiraba, no hay mucho más que decir.

Si algo me gusta de esta competición de motociclismo es que por lo general el ambiente en los circuitos es sano. Recuerdo el año pasado cuando durante las carreras en el circuito de Jerez un aficionado de Márquez insultaba a Rossi. Los que estaban a su alrededor le recordaron que si por algo se caracteriza la afición de este deporte es porque la mayoría, independientemente de quién sea su predilecto, admira a los demás pilotos y no insulta al rival. Les aseguro que es posible admirar a Valentino y a Marc al mismo tiempo. Pero claro, viendo que son muchos los que son incapaces de admirar a la vez a Nadal y Djokovic o a Cristiano y a Messi, esto es difícil de comprender.

Hay ocasiones, cuando Rossi se altera más de la cuenta o realiza acciones antideportivas, en las que da para pensar que se debería haber retirado hace unos años. En gran medida esas acciones son las que empañan su carrera y él es el único culpable. Hace unos meses tuve oportunidad de compartir mesa con Martín Fiz. Una de las reflexiones que recuerdo con más cariño de nuestra conversación fue la que hizo sobre lo importante que es saber retirarse a tiempo y saber reinventarse. Hablamos de cómo hay deportistas que se han retirado y luego han regresado a la competición sin éxito porque no han sabido vivir sin competir. Esto no quiere decir que tengas que desligarte del deporte al que te has dedicado durante años.

Fiz se refería a que tienes que vivirlo desde otro rol. Valentino nunca se desligará de los circuitos. Ya cuenta con su propia escuela de pilotos, con su propio equipo en el Mundial. Pero probablemente su ansia por conseguir su décimo título de campeón antes de su retirada es lo que le mantiene en la pista. Y aunque sus malas acciones y comentarios fuera de tono empañen lo positivo, no hay que olvidar que continúa realizando adelantamientos imposibles y teniendo buenas palabras para su gran rival. Sin ir más lejos, la semana pasada dijo que no sabía cuál era el límite de Márquez. Pero como ocurre con todo en la vida, basta que hagas una cosa mal para que todas las buenas queden en segundo plano. Una pena. Pero mientras decida seguir dando gas, sigamos disfrutando de una de las grandes leyendas del Motociclismo: Valentino Rossi.

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