Una persona votando en un colegio electoral. FOTO: MANU GARCÍA.
Una persona votando en un colegio electoral. FOTO: MANU GARCÍA.

Incógnita desvelada. Todos tranquilos. Elecciones generales el 28 de abril. Nada empañará el Domingo de Ramos. Ni el Sevilla-Betis. Ni las ferias. Que no cunda el pánico. O sí. Que cunda un poco. Pero por un motivo totalmente diferente al de no poder disfrutar de un evento. Que cunda porque no aprendemos. Volvemos a no dar la importancia que requieren a unas elecciones. Ya sean europeas, nacionales, autonómicas, locales… Siempre las tenemos en un segundo plano, y no tenemos presente que nuestro presente y futuro depende de nosotros. De que vayamos a votar. De que mostremos nuestro compromiso con la sociedad y con nosotros mismos.

Ya lo vimos hace unos meses en Andalucía. El nivel de participación fue pésimo. Algo que influye en el resultado del que luego muchos nos quejamos. Incluidos los que no van a votar. Ojalá en un domingo de urnas hubiera tanta afluencia como en un Domingo de Ramos. Ojalá un domingo de urnas se viva con una pasión parecida a la de un domingo de derbi de fútbol.

Por supuesto que todos queremos disfrutar de los fines de semana. De los domingos. De viajes. De celebraciones. Del descanso. Del deporte. De los amigos. De la familia. Pero no podemos indignarnos porque unas elecciones coincidan con algo de esto. Llámese Semana Santa, llámese fútbol o llámese X. También queremos que nuestro país, comunidad o localidad estén activas. Que mejoren según nuestras ideas. Que puedan aprobarse y rechazarse leyes. Que puedan salir adelante unos Presupuestos Generales del Estado. Y esto solo se consigue en las urnas.

Con tanto voto en los últimos años es lógico que nos agoten. Que nos aburran. Que nos hagan creer en sus palabras menos de lo que ya creíamos. Pero no creamos que por dar la espalda a unas elecciones lo que estamos haciendo es fastidiar a los políticos. Lo que estamos haciendo es fastidiarnos a nosotros mismos.

Y si nos toca en una mesa electoral no nos lo tomemos como una putada. Es cierto que puede trastocar planes. Pero si son lo suficientemente importantes se podrán mantener. A quien le toque ser miembro de una mesa que se lo tome como una responsabilidad. Es casi imposible que la mayoría lo tome como tal teniendo en cuenta la imagen que tenemos de la política. Pero de verdad, la responsabilidad es tremenda.

Con todo esto quiero pediros que votéis. Ya sea 28 de abril o 26 de mayo. Que votéis al partido que os dé la gana. Que votéis en blanco o nulo. Aunque sea por Correos pese a lo dudoso de su sistema. Pero no antepongáis otros asuntos de los que, por cierto, en su mayoría podéis disfrutar igualmente.

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