Soraya Sáenz de Santamaría junto a María Dolores de Cospedal en el acto conmemorativo del Dos de Mayo. FOTO: ELDIARIO.ES.
Soraya Sáenz de Santamaría junto a María Dolores de Cospedal en el acto conmemorativo del Dos de Mayo. FOTO: ELDIARIO.ES.

Cuánto vende que dos mujeres se lleven mal. Tan solo hay que ver cómo la mayoría de medios de comunicación y gran parte de la sociedad analizan que María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santa María sean las dos mujeres candidatas para presidir el Partido Popular. En este caso no destacan lo significativo que resulta para un partido tan conservador que no todos los candidatos sean hombres, porque hay algo que vende todavía más: una lucha femenina. De ahí que ellas se hayan convertido en las grandes protagonistas de la pugna.

Sin ni siquiera saber lo que propone cada candidato, ya queda descartado el resto. Y eso que tienen a Pablo Casado (y su máster) y a JoseRa. A este último, cuando no llegue a nada en las votaciones, deberían ficharle para los debates de los programas de televisión. Menudo descubrimiento.

Desde principios de mayo, cuando se celebró el día de la Comunidad de Madrid, Soraya y María Dolores se han convertido en protagonistas de una historia que una vez más denigra a las mujeres. La fotografía de la silla libre entre ambas mirando cada una hacia un lado sin ni siquiera saludarse se convirtió en portada de los principales periódicos del país. Desde entonces se ha hablado sobre sus enfrentamientos incluso en cuanto a maridos y estilismos se refiere.

¿Hubiera sido la fotografía portada de periódicos si hubieran sido hombres los ocupantes de esas sillas? ¿Hablaríamos de esto con tanta intensidad si fueran hombres los protagonistas? De nuevo el morbo que provoca que dos mujeres no simpaticen entre ellas está por encima de lo demás. Por eso hay que hacer hincapié en que lo que hay que destacar de estas primarias no es el enfrentamiento entre María Dolores y Soraya.

Hay que destacar lo positivo que resulta que dos lideresas quieran ponerse al frente de un partido históricamente machista. Aunque a priori es lo único bueno de todo esto. Porque hay que tener en cuenta que el hecho de que sean mujeres no quiere decir que sean feministas. Además han sido dos de las personas más cercanas a Rajoy durante su mandato, con lo cual seguirán su misma línea. Si un partido que ya por sus ideales significa involución y estancamiento no renueva sus caras, olerá igual de mal que ahora. Aunque el fondo vaya a ser el mismo, si no llega alguien cuya imagen aporte novedad, ya sea hombre o mujer, empiezan mal.

Tampoco hay que olvidar que desde el PP se la están dando de demócratas con esas supuestas elecciones primarias para elegir a su líder. Supuestas porque el sistema es un tanto peculiar. Conociendo las intenciones de algunos miembros del partido, el sistema de doble vuelta se resume en una estrategia de imagen para aparentar algo que no son, porque ellos siempre han sido de dedazo.

Algunos populares de peso han manifestado su opinión de que cuando finalice la primera vuelta entre los siete precandidatos, quieren una candidatura única pactada para no tener que volver a votar en una segunda vuelta, ya que eso podría dar la sensación de ruptura interna, de falta de unión. Eso y la elección de los compromisarios provocan que estas votaciones no vayan a ser tan limpias como deberían serlo en un sistema democrático. Menuda manera de confundir la democracia. A esto hay que añadir que gran parte de sus afiliados no están al corriente de sus pagos y no podrán votar. Vaya panorama. Normal que Rajoy haya preferido irse a Santa Pola.

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