Cristiano Ronaldo en una imagen de archivo.
Cristiano Ronaldo en una imagen de archivo.

No sé si Cristiano Ronaldo es o no culpable de la presunta agresión sexual de la que se le acusa. Lo que sé es que me resulta muy violento escuchar a algunos defender al futbolista por el hecho de ser quien es. Defienden la presunción de inocencia del jugador en lugar de defender la versión de la denunciante con el único alegato de que el portugués no tiene necesidad de hacer algo así porque su imagen se vería muy dañada. Una cosa es que su familia le defienda y que él se declare inocente. Pero de ahí a que haya quien se atreva a afirmar en redes sociales y en medios de comunicación que Cristiano Ronaldo no lo ha hecho y que lo único que pretende la mujer en cuestión es que la imagen del portugués se vea dañada hay una gran diferencia.

Que en un tema tan grave como el de las violaciones y los abusos sexuales se defienda a alguien por el simple hecho de ser famoso y poderoso me repugna. Que un club salga en defensa de su jugador por ser quien más dinero le reporta en lugar de mantenerse en silencio y esperar el resultado me resulta asqueroso. Colaboradores de programas de televisión que van desde Jugones a Sálvame han defendido entre otros aspectos que la Juventus de Turín saliera en defensa de su jugador porque el club italiano ha bajado en Bolsa y necesita lavar su imagen para recuperarse.

Este suceso más que una cuestión moral es una cuestión económica en la que el fútbol y las marcas tienen más poder que la denuncia de una mujer. Tan solo hay que recordar las declaraciones que hizo la semana pasada el periodista deportivo José Ramón de la Morena: "Cristiano no ha violado a nadie. Me dicen que han violado a Cristiano de guapo es y digo joer por qué habrá pasado. ¿Cristiano violando a alguien? No le veo en ese apretón ni en esa necesidad". No hay palabras para describir la indignación que provoca este comentario. Si este periodista no quiere defender a la denunciante que no lo haga. Pero una persona que llega a tanto público debería tener sentido de la responsabilidad, algo que en el caso de de la Morena brilla por su ausencia.

Todo esto demuestra que de nuevo el poder económico, el fútbol y el egocentrismo de un hombre están por encima de la versión de una presunta víctima de abusos sexuales. Una mujer, por cierto, que firmó un contrato de confidencialidad. ¿Cuál fue la intención de mantener en silencio la versión de la denunciante si el futbolista no había hecho nada malo? Por otra parte hay quien critica a la chica en cuestión por firmar este documento. Pero hay que ponerse en su lugar. Si uno de los hombres más poderosos del mundo te obliga a firmar un contrato de confidencialidad, lo normal teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos es ceder. No debería ser así, nadie debería callarnos. Pero todavía el miedo está por encima de atreverse a hablar.

Y esto no ha terminado. Probablemente como se trata de Cristiano Ronaldo, al igual que ha recibido el apoyo de algunos por el simple hecho de ser uno de los mejores futbolistas, recibirá el de los encargados de juzgar los hechos. Y en caso de condenarlo, me atrevo a decir que las consecuencias serán menores. Los que dudan de su culpa por el hecho de jugar bien al balón quizá también dudaban de que Bill Cosby, Kevin Spacey o Harvey Weinstein fueran culpables de hechos parecidos por la simple razón de ser estrellas de Hollywood. Tal y como empecé este texto, digo que no sé si Cristiano Ronaldo es culpable o inocente. Pero lo que no se debe hacer es exculpar a alguien por los ceros de su cuenta bancaria o por su nombre. Hasta quien menos esperamos, ya sea nuestro ídolo o una persona cercana, puede ser culpable de violar, abusar y agredir sexualmente a una mujer.

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