Jerez tuvo y tiene futuro

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

Vista aérea de Jerez.
Vista aérea de Jerez.

Hay esperanza. Nuestra ciudad, pese a la situación socioeconómica que atraviesa, tiene futuro. Eso pienso e intento recordar cada vez que alguien repite el tópico de que “Jerez está muerto” o, como bien apuntó Paco Sánchez Múgica en el número 0 de El Papel de La Voz, que “Jerez está bien para vivir pero no para trabajar”. ¿Cuántas veces habré escuchado eso?

Mi intención no es elogiar a nuestra tierra por gusto sino por méritos y reconocimiento. Los jerezanos y las jerezanas tendemos a ser catastrofistas en nuestra patria aunque luego vendamos a Jerez como la joya de Andalucía. Es una doble percepción que dice mucho de lo que nos queremos y, al mismo tiempo, de lo que nos lamentamos. Pero últimamente no paramos de lamentarnos y, en mi opinión, hay motivos para la esperanza.

A este respecto, que un medio digital como lavozdelsur.es, ahora también con difusión bimensual en papel, haya nacido al calor de la crisis en una ciudad como la nuestra debería hacernos reflexionar. Son muchos los que se quejan habitualmente del estancamiento de Jerez y, sin embargo, suelen hacerlo en un espacio vinculado a alguno de los círculos culturales de la ciudad porque, afortunadamente, los hay y cuentan con grandes ideas y figuras en su haber. Leer la revista que este medio ha lanzado el pasado mes de diciembre constituye un ejemplo más de ello. El número 0 no podía ser más acertado, “Jerez: objetivo 2025”. El retrato retrospectivo de un pueblo universal que hace un par de siglos hizo de la vid una de las mayores industrias de España, una tierra de arte y compás, de señoritos, obreros y trabajadores del campo. Jerez es un completo paradigma, sí, capital de todo aquello que consideremos un fracaso para Andalucía pero también baluarte de sus éxitos. El primer Papel de La Voz recoge, a mi juicio, singulares opiniones que tienen una conclusión bastante similar: Jerez fue pero puede seguir siendo. Venimos de un año en el que, una vez más, una producción artística, en este caso de cine social, tiene el sello de Jerez. Y con ella, otras muchas. Con nuestros músicos, nuestros cantaores, nuestros guitarristas, nuestros escritores, nuestros científicos, nuestras promesas; en general, nuestros paisanos, en cada una de sus manifestaciones. Los que vienen y los que se van.

Recientemente en una entrevista, Manolo Romero, otro jerezano de pro, hizo una reflexión algo parecida si la trasladamos al terreno que le incumbe como profesional. En Jerez contamos con un patrimonio histórico y artístico que aunque corra peligro, a diferencia de otras ciudades de nuestro entorno, sigue ahí. Y con ello, no sólo cabe preguntarnos por qué no lo aprovechamos, algo que nos llevaría otra vez al lamento, sino por qué no seguimos reivindicándolo para que se tenga más en cuenta. Por fortuna, iniciativas como Jerez, patrimonio destruido de la historiadora Esperanza de los Ríos, nos demuestra que hay jerezanos y jerezanas, que pese a las desavenencias, se mueven y nos hacen ver lo que poseemos sin abandonar la capacidad de autocrítica.

En otro ámbito pero, de la misma forma y como apunta María Luisa Parra en “El verso ignorado del himno de Jerez”, muchos de nuestros paisanos desconocen que Jerez fuera pionera en cuestiones de género con La casa de acogida de mujeres maltratadas a finales de la década de los 80 o del Centro Municipal de Promoción de la Salud, nacido a los principios de los 90 y que revolucionó socialmente a la ciudad tratando la planificación familiar. ¡Y ni qué decir tiene que también el Ayuntamiento de Jerez fue el primero en colgar la bandera LGTBI y que en 2015 tuvimos el primer matrimonio homosexual entre dos policías! ¿Qué sucede en Jerez?, recuerdo que nos preguntó Antonio Maíllo el pasado mes de noviembre en referencia a la importancia de los colectivos sociales y LGTBI de la ciudad. ¡Algo sucede, Antonio, y son tantas cosas en las que destacamos! ¡Pero, sí, seguimos echándonos tierra encima!

Tierra albariza, aquella que es protagonista, junto a nuestra privilegiada situación entre tierra y mar, de tantas historias que se desvanecen hoy en un océano de pesimismo generalizado. ¿De veras el descrédito político y la ruina económica de nuestra ciudad va a poder con su enorme potencial social, cultural, artístico e intelectual? Me niego a pensar algo así. El desastre económico de Jerez es fruto, en su mayor parte, de la deslocalización industrial que viene derivada de la globalización así como, por supuesto, de la ausencia de miras de los proyectos políticos que se hicieron en nuestra ciudad, pero no de mano de los jerezanos y las jerezanas. Precisamente, por ellos y por ellas, por lo que dan futuro a nuestra ciudad tanto aquí como fuera, brindo este año nuevo. Porque sí, Jerez tiene futuro, y en demasiadas ocasiones, reflejado fuera de nuestras fronteras. Pongámoslo en valor.

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