Identificar al enemigo

Habla del cambio de los hombres, de las nuevas formas de serlo, de la masculinidad y de maneras más amables e igualitarias de entendernos y relacionarnos

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Miembro de la Asociación de Hombres Igualitarios de Andalucía. (A Rocío siempre, antes, después y luego)

'Identificar al enemigo', artículo de Juan Miguel Garrido Peña.
'Identificar al enemigo', artículo de Juan Miguel Garrido Peña.

Cuando leo y escucho hablar sobre patriarcado, sistema patriarcal, capitalismo, liberalismo, el viejo y el neo, hombres, machismo, desigualdades, género, violencias y sus relaciones, confieso que no siempre soy capaz de poner orden en mí cabeza y sobre todo de relacionar esos conceptos que tanto usamos, y que influyen tan decisivamente en nuestras vidas y en particular en la de las mujeres.

Una compañera feminista ayer en la presentación de un libro hizo dos preguntas, una se refería a la fecha de la primera manifestación de hombres contra las violencias machistas en nuestro país, y otra, que, si ya hacía diecisiete años de ella, a que esperábamos los hombres para hacer algo.

Yo también me pregunto que fue antes si el huevo o la gallina, y qué como hemos podido los hombres no hacer nada ante la evidente necesidad de igualdad, o la latente evidencia de las desigualdades y violencias que sufren las mujeres. A que velocidad vamos nos preguntaba la compañera, si es que nos movemos a alguna.

Hablamos del cambio de los hombres, de las nuevas formas de serlo, de la masculinidad, de las viejas, y las nuevas, de maneras más amables e igualitarias de entendernos y relacionarnos, de coeducación, de paternidad igualitaria, de cuidados, de gestión de las emociones y de los afectos, pero y a pesar de esa extensa literatura y trabajo, la vida sigue casi igual de desigual, las mentes masculinas tan masculinas, los géneros continúan compartimentando y excluyendo vidas, y las violencias hacia las mujeres en todas sus representaciones aumentando. Como o que tenemos que hacer entonces para cambiar todo esto que sabemos que es muy injusto y no nos gusta.

Los dictadores no abandonan el poder por motu propio, y las libertades se recuperan gracias a la lucha de las clases y personas oprimidas. El patriarcado no es el capitalismo, ni se inventó con la revolución industrial, existía de antes, durante el feudalismo, y en la edad media, y mucho más atrás, y hasta quizás en la edad de los metales. El sistema patriarcal que es en un sistema de dominación de los padres, y por extensión de los hombres, originariamente basado en su mayor fuerza física, es el que a lo largo de la historia de la humanidad ha ido creando y controlando los distintos sistemas de gobierno, según la demanda de los tiempos y la presión y exigencia de las sociedades, adaptándose para sobrevivir. 

Entonces, toda esta serie de conceptos de los que al principio hablaba, quizás no sean más que elementos de esa estructura, engranajes de una maquinaria que le aseguran seguir mandando. Hoy vivimos en dictaduras de apariencia democrática donde el poder masculino y su visión universal y hegemónica de la realidad sigue imponiendo su criterio. Es por eso por lo que es imprescindible asumir e identificar desde que perspectivas y espacios hemos de plantear la lucha, y cuales las personas aliadas y las fuerzas con la que contar para generar una mayoría social que sustituya este sistema por una gobernanza igualitaria y democrática real y efectiva para todas, todos y todes. Y eso no se consigue solo desde los cambios individúales, hay que tomar conciencia de que nuestro verdadero enemigo oculto, como mujeres, como hombres, como clase, como personas racializadas, como no binarias, no es el capitalismo ni el liberalismo o sus estructuras.

En el año mil novecientos setenta y ocho, nos dicen que en nuestro país pasamos de una dictadura a una democracia, y sin embargo transcurridos más de cuarenta años seguimos en dictadura, si bien más dulcificada, y con un rostro menos agresivo, pero igual de violenta injusta y desigual, y donde el poder, los que ocupan, detentan y deciden sobre nuestras vidas, siguen siendo hombres, parece mentira que no nos demos cuenta. Urge entonces sustituir a los hombres, y que sean las mujeres y su visión de la vida, la que invente, genere y organice otros sistemas de gobierno, sociedad y convivencia muy diferentes  a los actuales. Hasta que eso no suceda creo sinceramente que seguiremos con desigualdades, exclusión, clases, privilegios, injusticias, exclusiones, violencias, crueldad y maldad. 

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