Los hombres también lloran

Bravo por Roger y Rafael: sois los mejores. Un ejemplo como deportistas en la cancha y fuera de ella

Los hombres también lloran. La ya icónica foto de Federer y Nadal, en la despedida del tenis del suizo.
Los hombres también lloran. La ya icónica foto de Federer y Nadal, en la despedida del tenis del suizo.

Los hombres no lloran… Frase hecha que ha pasado por el tamiz del tiempo. Tiempos, afortunadamente, pasados. 

Ya no tenéis que ocultar emociones, incluso está bien visto, os humaniza cara a Instagram, las televisiones y los periódicos.

La foto de Roger y Rafa ha dado la vuelta al mundo. Cogidos de la mano a lágrima viva lloraban juntos. Daba emoción verlos, lo que ha unido el deporte que no lo separe el tiempo. 

Uno lloraba por el adiós a lo vivido, a lo conseguido con tanto esfuerzo y amor al tenis.  Así es, todos tenemos una fecha de caducidad y a la suya le puso fin con todos los honores y en lo más alto del podio. Anteriormente le pasó a otros grandes y seguirá ocurriendo, inmisericorde, pues los jóvenes vienen pisando fuerte como un tal Carlitos.

Federer ya es una leyenda.  

 Al otro se le veía compungido, desconsolado por lo que no tendrá, por lo que ya no podrá compartir con él. 

Ese deportista, ese hombre a quien admira, respeta, con quien se enfrentó y sin misericordia ganó o fue derrotado. Porque la victoria del enemigo/amigo traía la derrota del otro.

Pero aun así el espíritu, las ganas de ser el mejor, de ganar el torneo, de luchar hasta el final, proclamarse vencedor y levantar la copa no le temblaba a ninguno de los dos. 

En eso consiste el juego, ser el mejor en la pista. Ahí, amigo, nadie parte peras. Ellos tenían una relación muy especial, pero ellos también la tanían fuera de la pista. Prueba de ello es esa foto tierna, llena de cariño sincero mezclado de admiración y respeto que sientes, en ese instante, como un duelo. Una pérdida.

La pérdida de los que ya no volverán. 

La vulnerabilidad también la sufren los que están arriba en el escalafón de algo. Los ricos, los poderosos también sufren, sienten y padecen. Eso sí, en entornos más confortables y amables; pero quién no necesita a lo largo de su vida una mano, un gesto de ternura. Sí, el hombre también.

Ya está bien de considerarlos machitos duros, insensibles. El hombre de la casa que se viste por los pies. Esta es una carga que ellos han tenido que sufrir, su intocable masculinidad, y la han interiorizado tanto que se han tragado los sofocones y sus lágrimas. Sus emociones, sus alegrías y derrotas, no fuera a ser que pensaran estos cafres que no soy suficientemente hombre y además fuerte.

Por fin, afloran sin tapujos sus lagrimones y pucheros… oh my god son sensibles y lo demuestran en público. 

Bravo por Roger y Rafael: sois los mejores. Un ejemplo como deportistas en la cancha y fuera de ella. Federer ha declarado que cuando están juntos les falta tiempo y así se refleja la amistad sincera, con palabras y sentimientos.

Bravo, un aplauso largo a vosotros que nos habéis enseñado el esfuerzo, la constancia, el no rendirse, la elegancia en la cancha y ahora las lágrimas de amor entre dos hombres que se despiden.

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