Histórica derrota del canciller de la derecha, o de los presagios

Ramelow, de La Izquierda, Die Linke, se mostraba enfadado por el riesgo de que la AfD pueda sacarle provecho a esta inédita situación, quienes inmediatamente habían salido ante la prensa a exigir nuevas elecciones

06 de mayo de 2025 a las 16:25h
Friedrich Merz en una intervención reciente.
Friedrich Merz en una intervención reciente.

La importancia del voto secreto, tan poco practicado en los parlamentos y tan necesario para garantizar el verdadero funcionamiento de la democracia, en mi opinión. Una importancia que se hace visible cuando ocurren cosas como la de hoy en el Parlamento Federal alemán, Bundestag. Si el voto democrático debe ser libre, individual y secreto para los ciudadanos, llevo años preguntándome por qué los diputados, ante votaciones directamente relacionadas con instituciones básicas del Estado, no pueden decidir en secreto. La respuesta es clara: el poder del establishment lo quiere impedir siempre. La disciplina de partido y el cambio de cromos lo impiden. Hoy, Friedrich Merz, que será investido canciller, ha recibido el primer aviso en el lenguaje más taurino imaginable: los devaneos derechistas no van a ser fácilmente tolerados o son insuficientes. Las dos versiones caben para interpretar lo que hoy sucedió.

Pudiera haber sido una enorme provocación, para ver si tiene agallas para ir a buscar los votos que una vez aceptó, los de la AfD. Conviene volver a recordar, porque se olvida constantemente, que, lo mismo que en España, el jefe del Gobierno no es elegido por votación popular sino por los diputados en el parlamento. La CDU ya ha decidido volver a presentar a Merz a una segunda votación, que volverá a ser secreta. ¿Quién no lo votó esta mañana? ¿Quién lo votará en la segunda votación? A las 10:06 se daba cuenta de la histórica derrota de Merz.

Ramelow, de La Izquierda, Die Linke, se mostraba enfadado por el riesgo de que la AfD pueda sacarle provecho a esta inédita situación, quienes inmediatamente habían salido ante la prensa a exigir nuevas elecciones. El Estado de Derecho garantiza una nueva votación para el candidato Friedrich Merz.

Olaf Scholz, que ayer fue despedido como canciller federal con un desfile militar, sigue como jefe del Gobierno Federal. El gesto de Merz al anunciarse los resultados de la votación era suficientemente explícito. Su grupo parlamentario lo aplaudió en pie.

Los Verdes anuncian que no ayudarán a formar una mayoría-de-canciller, como se denomina la que necesita un candidato para convertirse en jefe de Gobierno. Según el plan, le sobraban doce votos, pero le faltaron seis. Hay quien habla de catástrofe, pero no creo que el tono apocalíptico sea el adecuado para la situación. Insisto en el aviso taurino que Merz recibió esta mañana. ¿No creo que nadie sea tan irresponsable para forzar unas nuevas elecciones? Ahora pienso que todo puede ser, dado que en el interior de la CDU y de la CSU existen simpatías, incluso confesas, incluso por parte de candidatos a ministros con Merz, hacia la AfD. Todo puede ocurrir, aunque lo que no debe suceder es caer en pánico.

Para hacer más vibrante la situación, rodeada de secretos y tensión dramática, teatral, la jefa de Gobierno de Mecklenbrug-Vorpommern, Manuela Schwesig, del SPD, miembro de la comisión negociadora de la coalición de gobierno CDU/CSU-SPD, acusa al propio partido de Merz de irresponsable y asegura que los diputados del SPD votaron sin duda por Merz. El voto fue secreto y especular parece absurdo. Todo pudiera haber sido. Todo. Ramelow pide que se vuelva a votar este mismo miércoles, y el presidente federal recibe un no para el viernes, dado que se celebra congreso de Die Linke. Todo sea, o termine siendo, que el voto secreto haga posible que haya votos inesperados para Merz.

Otrosí. Ramelow deja caer que tomaría parte en la mayoría de dos tercios necesaria este mismo miércoles, aunque desde Die Linke se había calificado ya la votación negativa como una moción de censura contra Merz. La Iglesia católica también salió a exigir responsabilidad a los miembros de la coalición para lograr “un Gobierno estable en estos tiempos difíciles”.

Söder, el jefe de Gobierno de Baviera, pide a “todos los demócratas” el voto para Merz y recuerda el final de la República de Weimar: “El peligro de un fracaso en este proceso democrático podría terminar siendo un presagio de Weimar. Las consecuencias son imprevisibles”. Hay demasiados presagios en el aire, o anuncio de presagios o miedo a los presagios: “El pasado que vuelve, pero no uno que se repite sin más”.

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