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Raúl Ramírez, portavoz de Foro Ciudadano de Jerez

En nuestro Derecho Civil y más concretamente en lo que al Derecho de Sucesiones se refiere, existe una figura que limita la responsabilidad del heredero a la hora de hacer frente a las deudas y demás cargas de la herencia a recibir, sólo hasta dónde alcancen los bienes y derechos de la misma herencia. Es decir sólo responde el heredero de las cargas y deudas en tanto en cuanto el inventario de bienes y derechos de la herencia los pueda atender.

Esta figura, o mejor su posterior adaptación a una expresión más coloquial, se puede aplicar a aquellos comportamientos de aquel o aquellos que sólo se hacen cargo o se responsabilizan de lo bueno que una situación les pueda otorgar.

En política se está haciendo lamentablemente habitual que los que cogen el testigo en las responsabilidades de un gobierno echen mano de la expresión “herencias recibidas”, o simplemente quieran atender, como por obra del beneficio de inventario, a la responsabilidad de hacer frente al testigo recibido.

Mi opinión es que el hecho de responsabilizar a la herencia recibida sólo tiene dos explicaciones. Por un lado esconder la incapacidad manifiesta por mejorar con criterios propios y decisiones acordes a lo que prometiste en tu programa electoral, la situación que el nuevo responsable afronta. Y en segundo lugar, denota esta actitud que durante el tiempo de oposición, cuando no eras gobierno, no trabajaste lo suficiente para conocer, analizar, controlar y prever la situación mejor o peor que te puedes encontrar si los ciudadanos deciden ponerte al frente del gobierno.

En Jerez, la cantinela llorona de la herencia recibida la llevamos escuchando demasiado tiempo, demasiados años, y ya no cuela. Primero fue Pilar Sánchez (PSOE), la que escondía su incapacidad y descontrol tras la expresión de la herencia recibida. En la actualidad, el PP y la alcaldesa García-Pelayo vuelven a escudar su lamentable y dañino no gobierno en la famosa herencia recibida.

Pues miren tanto una como la otra, lo que sí aceptaron fue en primer lugar el encargo democrático del pueblo de Jerez de gobernar y mejorar si cabe la vida de los ciudadanos en base a un programa electoral que prometieron y que incumplen. Por otro lado lo que sí han demostrado es que aceptaron una herencia, eso sí a beneficio de inventario, porque díganme si no el “inventario de bienes” que les tocó gestionar: una ciudad a la vanguardia de las ciudades de Andalucía en aspectos sociales y de igualdad, con un desempleo de poco más de 9.000 personas, una deuda que nada tiene que ver con la actual (generada en menos de 10 años y con ambas alcaldesas al frente), una ciudad con activos como el circuito (ese dónde tantas fotos se hacen), el teatro Villamarta, sede de importantes focos de actualidad cultural y económica como el consolidado Festival de Jerez entre otros, una ciudad con PGOU listo para su desarrollo en aspectos de suelo industrial ( 5 millones de metros cuadrados), una ciudad con un centro comercial abierto peatonal en el corazón de Jerez que llegó a ser el tercero en facturación de Andalucía, una ciudad con un proyecto para el desarrollo social, económico, regenerador del casco histórico y cultural para toda la ciudad como la Ciudad del Flamenco, una ciudad con el embrión de Parque Tecnológico Agroindustrial listo para acoger inversiones, una ciudad con un amplio y moderno sistema de instalaciones deportivas, un Campus universitario, miles de viviendas públicas… en definitiva una ciudad transformada y con bases para encarar el futuro con mucho más optimismo e ilusión que ahora. Una ciudad puesta en el mapa.

Ésta es la verdadera herencia que recibieron tanto el PSOE como el PP y que en su manifiesta incapacidad han dilapidado en menos de una década. Los que ejercemos la democrática función de oposición estamos en nuestra obligación de fiscalizar, controlar, denunciar el mal gobierno, y proponer alternativas de gobierno para revertir esta situación de desgobierno que entendemos dañino para los ciudadanos.

Lo que sí les podemos asegurar es que si los jerezanos y jerezanas nos otorgan la oportunidad y la confianza para gobernar, una vez fijado el escenario y la real situación, no habrá miradas atrás, ni desgracia ajena a quién culpar por la sencilla y elemental razón de que Jerez y los Jerezanos merecen todo el RESPETO, y en ningún caso, nunca, han de ser objeto ni formar parte de herencias, ni tan siquiera a beneficio de inventario.

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