Batallón de limpieza en Jerez organizado por 'Green Team'. FOTO: MANU GARCÍA
Batallón de limpieza en Jerez organizado por 'Green Team'. FOTO: MANU GARCÍA

Un grupo de chavales menores de edad han fundado un grupo-movimiento para «recoger basura por un mundo mejor» y cuidar el medio ambiente en Jerez de la Frontera. Se hacen llamar Greenteam Jerez y en dos convocatorias han conseguido reunir a unas 90 personas que, con sus propias manos, han dejado el Parque González Hontoria y el Botellódromo como los chorros del oro.

Sombrerazo. Bravo por estos chavales y su conciencia medioambiental. Desde estas humildes líneas mando mi aplauso más sincero a una iniciativa inocente, tierna y bonita como esta. Nada que reprocharles, todo lo contrario, así da gusto ver a la juventud; implicada, activa, organizada. Ojalá más y ojalá en otros ámbitos como la igualdad o la cultura.

Ahora bien, profundicemos en el asunto y no nos quedemos en la superficie, en la mera anécdota. ¿Por qué surge este proyecto comunitario? Es evidente que por una necesidad palpable de limpieza en nuestra vía pública.

No es ningún secreto que Jerez está sucia como nunca la habíamos visto. Urbaser y sus últimos días en el convento «de brazos caídos» había pasado factura, pero la historia viene de atrás. Los problemas económicos entre el Ayuntamiento y la concesionariahan sido una constante desde hace más de un lustro. Para colmo de males, FCC – Cointer (una sucursal del abrumador holding de Carlos Slim, al que poco o nada le importa Jerez) y su «plan de choque» parece haber sido una pantomima más con el gobierno municipal como principal palmero de la nueva terminología. Solo hace falta darse una vuelta por barriadas humildes como Las Viñas o La Vid (por señalar lugares cercanos que conozco bien) o por El Retiro para comprobar que la mierda sigue flotando por las aceras y el escaso alcance de este «plan de choque». Viva el amparo de la neolengua.

Ni Ayuntamiento ni la gran concesionaria «eficiente» que dice ser están siendo capaces de brindar un servicio básico con un mínimo de dignidad a los vecinos y vecinas de Jerez. Esa es la dura realidad. Jerez es una ciudad sucia.

Que unos chavales se tengan que organizar para limpiar sus zonas comunes de esparcimiento y poder convivir sin morirse del asco debería ser motivo de vergüenza y pudor para nuestro Ayuntamiento, para la empresa responsable de la limpieza y, en última instancia, para la opinión pública. Sin embargo, ocurre que se ensalza este voluntariado como una anécdota apetecible. «Ojalá más gente así», «que se pasen por la zona sur», hemos llegado a leer en los comentarios en Facebook.

No, mire usted, los chavales no son responsables de que el servicio sea pésimo o de que alguna gente no se haya educado en el civismo. No se les debe exigir nada ni son responsable de la negligencia de unos pocos. Demasiado hacen.

A la prensa le ha venido estupendamente esta acción, que ha sido portada de varios diarios y una noticia muy comentada en las redes sociales. Sin embargo, de ella no se han sacado las conclusiones oportunas. En un diario local, escribía un célebre periodista jerezano al respecto del Greenteam que «con esta recogida de basuras no se trata de responsabilizar a la Administración pública de la situación en la que se encuentran determinados espacios públicos, sino más bien de concienciar a la ciudadanía». Meeeec, error. Se equivoca diametralmente en la lectura. Es precisamente eso que niega para lo que debe servir esta acción ciudadana: para destapar las vergüenzas de una Administración que no cumple con sus vecinos, incapaz de dar respuesta a una necesidad básica de primero de gestión pública. Una Administración a la que unos chavales de 15 años les ha puesto la cara colorada con una acción inocente y limpia. Los jóvenes no quieren más asesores en el Gobierno, quieren sus parques limpios; algo tan sencillo y al parecer tan difícil.

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