Gerardo, un fotoperiodista de otra época

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Fallece a los 83 años el histórico gráfico de Diario de Jerez, un ferviente industrialista, aficionado al flamenco y, sobre todo, buena persona.

Nunca traté con él personalmente más allá de un saludo tímido por mi parte. Cuando pisé por primera vez la redacción de Diario de Jerez, Pepe Gerardo —en realidad, José Geraldo Ortega, como me puntualiza mi querido Miguel Ángel González— ya solo vivía en el recuerdo de los periodistas y empleados más veteranos de la casa. En aquel momento ya pasaba sus días como feliz jubilado. Pero lo que sí pude detectar con mis propios ojos, por el contrario, fue lo que significaba que llegara de visita casual a la casa. Con una sonrisa bonachona y humilde. Con el pelo cano y la mirada limpia. Y sí recuerdo cómo era agasajado, abrazado y saludado con efusividad por quienes habían mantenido lazos estrechos durante su etapa laboral como fotógrafo en el periódico de la calle Patricio Garvey. Recuerdo haberle visto alguna vez rodeado de algunos compañeros con una copita de fino en la mano.

No puedo contar anécdotas suyas como otros curtidos compañeros del gremio, ni tampoco sé muy bien cómo llegó a salvar su vida cuando un autobús le atropelló trabajando. No hay documentación en internet sobre su trabajo, ni hay apenas fotos. Era otra época. Gerardo era fotoperiodista de cuarto oscuro, de ir y volver de los sitios para revelar, gráfico de glorioso blanco y negro, sprinter de lujo para tener a punto la ‘foto de primera’ del día siguiente. No tuvo cuenta en Instagram y no hacía fotos con smartphone. No le retuiteaba nadie ni tenía ‘likes’ en Facebook. No retocaba con Photoshop ni alardeaba de estar en el lugar justo y en el momento preciso. Ese era su trabajo. Manejar la instantánea. Esculpir el tiempo. Dar fe.

Me lo imagino como un tipo que llegó de casualidad al fotoperiodismo. Empezó como charcutero en La Esperanza, en calle Larga, y ahí ya era aficionado a la fotografía y a su otra pasión: el Jerez Industrial. Gran aficionado al flamenco, fue presidente de la peña El Garbanzo, siendo en esta etapa cuando esta entidad alcanzó sus mejores momentos —ahí por cierto me ponía mi abuelo Manolo mis Reyes—. Tenía un archivo histórico de flamenco de gran valor, con retratos que solo él supo captar. Cuando cerró la charcutería, entró como colaborador en el Diario y al final, ya en plantilla del rotativo local, acabó amando y respetando —y dando a respetar— su oficio y a sus compañeros. Supongo que por eso cada vez que Gerardo se dejaba caer por la redacción, todo el mundo aparcaba lo que estuviera haciendo y acudía a saludarle con cariño y admiración.

Por cierto, me ha dado pena que en su muerte no haya habido una pequeña llamada con la noticia en la primera plana de su Diario —que también fue el mío—, esa que tantas y tantas veces ilustró con mejor o menor fortuna, pero siempre con honestidad. Supongo que son otros tiempos. Otra época. Gerardo ha muerto a los 83 años en su tierra natal. Descanse en paz.

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