Vados

Ingeniero de Montes.

Vados, sobre los significados de esta palabra.

Define la RAE vado como "parte de la acera o vereda que está rebajada al nivel de la calzada para facilitar el acceso de vehículos a los garajes o locales situados en la planta baja de los edificios" destacando "en los vados permanentes está prohibido estacionar todos los días de la semana, de cero a veinticuatro horas".

Una placa normalizada municipalmente con su tasa anual permite la entrada y salida, si bien en algunos lugares muy transitados, con la justificación recurrente de "es sólo un momento", la interrupción al tránsito es un problema mayor, saldado con denuncio inmediatamente o médico de urgencias 24 horas, alegando al principio de la Salud, lo primero. Es curioso el caso en Mazagón, donde un vado permanece a pesar de estar tapiado el acceso. ¿Grato recuerdo del propietario del inmueble? ¿Error del albañil de no haberla quitado? Y en caso de denuncia, ¿cómo procederían los policías municipales?.

Como segunda acepción, la RAE señala "parte de un río con fondo firme y poco profundo, por donde se puede pasar andando, montado en una caballería o en un vehículo". La inundabilidad, su correspondiente calado, altura, caudal y velocidad del agua, confieren diferentes situaciones en uso, con cruce andando, en bicicleta, de piedra en piedra, mojada de zapatos o de los bajos del coche, hasta la media vuelta implorando al sentido común del principio de la propia seguridad.

En numerosas ocasiones se han sustituido por pasos de agua, con tubos y marcos de hormigón que obstaculizan en la mayoría de los casos el libre discurrir de las aguas, llenas de ramas, tierras y piedras, atascando, aumentando velocidad de las aguas y provocando inundaciones en tierras aledañas. En el caso de puentes, el coste de dichas infraestructuras y mantenimientos de los mismos, hacen que se usen mayoritariamente para carreteras.

Los caminos rurales y vías pecuarias utilizan los vados —también infraestructura consistente en la mayoría de los casos de una losa de hormigón armada adaptada a la fisonomía del cauce— para cruce de arroyos, ríos y ramblas, advirtiendo de la inundabilidad al ciudadano que fijándose en balizas, proceda en consecuencia.

Este vado nos trae la realidad de transitar por cauces, debidamente señalizados, observando la dinámica estacional de las aguas fluviales y de posicionamiento a su nivel para entenderlos, pues ya sabemos en cambio que los puentes nos llevan a las alturas y nos alejan, por tanto, de nuestra tierra.

Archivado en: