Tortugas y galápagos

Recuperar sus lugares históricos de puesta, siempre en tierra, un atractivo más de visita y custodia del territorio, control de depredadores y fomento de la educación ambiental, medidas a tener en consideración

Liberadas seis tortugas marinas en la playa de las Tres Piedras en Chipiona.
23 de julio de 2025 a las 09:36h

Tortugólogo buscando tortuguero, a paso de quelonios, observando caparazones y cabezas en movimiento, exaltándose ante la reciente eclosión de una puesta de huevos en la arena, éxito de la voluntaria guardería. Experiencia única.

En tierra y agua marina ibérica podemos observar, con garras y sin dientes, las especies de tortugas terrestres mora y mediterránea y marinas, verde, boba, laúd —la más grande del mundo—, carey, lora y olivácea pasando la mayoría de su longeva vida buscando comida, y cumpliendo con su reproducción, aunque se haga esperar como en el caso de Goliat a sus 135 años.

Los galápagos, sin saliva, en cambio se desenvuelven en agua dulce de ríos, arroyos, lagunas y charcas, siendo nuestras dos especies protegidas, leproso y europeo. Antaño, se consideraban un manjar abrasados vivos en la barbacoa con sus huevos, y ahora su uso como mascotas domésticas, el tráfico ilegal y la aparición de especies exóticas y depredadores junto a la regresión/desaparición de hábitat acuáticos, su difícil tesitura.

"No seas galápago", quién iba a decir que uno de los más famosos parques nacionales mundiales iba a ser gracias a sus centenarias tortugas gigantes de larga vida terrestre. Un reciente estudio científico expone el reducido porcentaje de cáncer que afectan a estos quelonios, por sus células robustas, lento metabolismo y propia genética, abriendo nuevas posibilidades de investigación en salud incluyendo longevidad.

Recuperar sus lugares históricos de puesta, siempre en tierra, un atractivo más de visita y custodia del territorio, control de depredadores y fomento de la educación ambiental, medidas a tener en consideración. Se valora lo que se conoce.