El triángulo del fuego es fundamental para poder entender cómo actuar frente a las llamas. Formado por tres vértices donde se posicionan Oxigeno, Combustible y Calor. Eliminando uno de ellos, se apagó.
Estimaciones recientes manifiestan que sólo el 25% de las descargas aéreas en el combate directo contra el fuego activo tienen éxito. Los ejemplos de querer apagar la chimenea por la noche al acostarnos y el de ver una vela posicionándola dentro de un vaso invertido, hacen entender la escalabilidad del problema.
La regla de los tres treinta, vientos de más de 30 km/h, temperatura de más de 30 grados y menos de un 30% de humedad relativa, ante combustible y chispa, problema asegurado. Conatos de incendios, menos de una hectárea ardidas, por eso el llegar lo más rápido posible, condiciona el éxito en apagarlo. Ante la demora, tenemos un grave problema, y si además hay casas, infraestructuras, el monte pasa a una segunda prioridad.
La prontitud en su detección y comunicación, echar tierra, uso de batefuegos y ramas para ahogarlo, ejecución por especialistas de contrafuegos, uso de quemas prescritas, apertura de fajas auxiliares y cortafuegos, control mediante pequeñas explosiones controladas, plantación de especies como Atriplex halimus junto a lugares potencialmente peligrosos ralentizando la combustión por su acumulación de sales y concienciación social, son medidas de efectividad y solera.
Maquinaria pesada como bulldozer, esenciales en los grandes incendios, de más de 500 has. El buen maquinista y el conocimiento del terreno, comodines de esta gran partida de la Península Ibérica.
"El fuego se apaga con fuego", "Una sola chispa puede prenderle fuego a un bosque", “Si ves llama, llama”, “Todos contra el fuego”, “No todo el monte es orégano” y "Los fuegos se apagan en invierno", refranes y frases ilustrativas. Por un Monte de Vida y Trabajo.