Huerto ecológico junto a una casa de campo.
Huerto ecológico junto a una casa de campo.

Encima de un cerro o cabezo, mirando al sur por la mirilla de la puerta, veo tantos árboles y plantas, que me pierdo con tan incalculable léxico popular.

Los restos de comida lo aprovechan diariamente los animales domésticos, los cazos metálicos para el agua tienen un lazo de colores, identificativo para miembro de la familia. No generamos basura, no consumimos bolsas, las latas sirven de maceteros, la cesta ecológica, plegable, hecha por Rioma nos ayuda en el transporte desde el huerto, y para llevar los botes de vidrio llenos con conservas vegetales. El abono procede del estiércol curado. Cualquier semilla, se siembra, y cualquier estaquilla, se planta. Echándole un poco de agua en verano, os garantizo éxito sobrado. Economía circular a pequeña escala.

Al recibir a amigos de la ciudad, no educados con el campo, les hemos de hacer de tutor y cicerone. No saben ni ver ni andar, además de temer ataques mortales desde el primer momento al bajarse del coche. Vivimos en una región magnífica, sólo temer a las garrapatas. A mí me picaron muchas, sólo una me contagió Rickettsia conorii, y aquí sigo escribiendo.

No hay piscina, en cambio hay charcas y pantanetas, donde bebe ganado y la fauna silvestre. No hay sombrillas, sino sombra, y cada vez más, por los árboles que plantamos. La arena se encuentra en las playas fluviales, y si tenemos un año de lluvias, quizás podemos bañarnos. No hay WiFi, pero este drama dura poco, escasos minutos, hasta la constatación de la evidencia ¡¡no hay cobertura!!

Hay que cerrar la puerta, cada vez que abrimos, para no calentar la casa por dentro durante el día, pues no hay aire acondicionado, y echar la mosquitera, para no tener picaduras, no obstante, el barro con pipi se utiliza desde antaño como remedio.

Las actividades del fin de semana van desde la recogida de huevos del gallinero a fruta y verdura del huerto ecológico, hacer el pan, intercambiar verduras por quesos curados del vecino ganadero, poner la mesa, sacamos el melón y sandía del cubo sumergido horas en el pozo, tirando de la soga ayudados por la carrucha - el primer, y sigue vigente, refrigerador a temperatura ideal para su ingesta, ponemos a secar las semillas para conservarlas para cultivos siguientes, dormimos la siesta, tomamos la merienda viendo el humedal artificial que hemos hecho para depurar las aguas residuales del aseo y del fregadero, con lirios amarillos como especie estrella, montamos en burros, hacemos pitos, grilleras y cometas con cañas, plantamos un árbol por persona y hacemos una ruta bajo la luz de las estrellas. Vuelven el próximo fin de semana, la magia de abrirle los ojos, con información y mucho amor. Mi casa de campo es turismo rural y de verdad, sin filtros.

Descubramos el placer terrenal de respirar los aromas del campo. Queremos urbanizar el medio rural y no nos damos cuenta que nos iría mejor naturalizando la ciudad. El hombre tiene que concienciarse en que es parte del sistema, para ser feliz.

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