Mercante en el Estuario del Guadalquivir a su paso por Coria del Rio.
Mercante en el Estuario del Guadalquivir a su paso por Coria del Rio.

"¡¡Mira que barco más grande!! Es un barco mercante portacontenedores y va a Canarias. ¿Y cuántas personas cabemos ahí?, ¿nos podemos montar? No, es solo para mercancías y en el estuario manda el puerto de Sevilla" escuché desayunado pan del Puchi bajo el bosque de ribera del restaurante Esturión de Coria del Río.

¿Cuántos barcos para conexión de tantos pueblos ribereños, enfocados al turismo, al recreo, deportes o de pesca en el estuario del Guadalquivir tendrían cabida? ¿Qué movimiento de personas y económico generarían? ¿Ayudaría este cambio de modelo a una evolución positiva del estado medioambiental del estuario del Guadalquivir, ante la menor necesidad de dragado, con los daños que conlleva en ictiofauna y estabilidad de las márgenes?. Fondos de Reconstrucción y Lucha frente al Cambio Climático son oportunidades de inversión que no se pueden dejar pasar.

El ferrocarril desde el puerto de Huelva o Cádiz al de Sevilla son alternativas existentes en la actualidad al tráfico de mercantes demasiado grandes para el estuario del Guadalquivir y demasiado pequeños para grandes volúmenes demandados en transportes marítimos.

Estuario del Guadalquivir es mar legalmente, pero no abierto con grandes calados, y lo que sí podemos presumir de ser el ecosistema más productivo en biomasa a nivel mundial, si lo cuidamos.

Esclusa en el estuario del Guadalquivir.
Esclusa en el estuario del Guadalquivir.

Si no respetamos el caudal ecológico, la transición de agua dulce a salada, ni controlamos la contaminación difusa de nitratos de síntesis ni prohibimos el vertido de metales pesados procedentes de la minería, que permanecen en el medio ambiente y se movilizan en la cadena trófica, estamos matándolo en vida.

Podemos ir a Venecia a pasear amor en góndolas, comer caviar de Irán o Rusia y marisco sabroso de Alaska, beber grandes vinos con fama mundial en Champagne, pasear en bicicleta por la banqueta y navegar por canal de Midi o el río Loira, ver los Llanos de Venezuela con sus miles de pájaros y reptiles, impactantes visiones de arrozales en Bali así como puestas de sol utilizadas en famosas películas, disfrutar de las magníficas ruinas romanas de Leptis Magna, ir a Birla House la casa de los últimos días de Gandhi, escalas a tope de peces para desovar salvando presas y saltos, coger pequeños ferries que unen los barrios de Nueva York, ver réplicas de barcos como el galeón San Juan Bautista de Hasekura hecho por carpinteros de ribera, y no somos capaces de ver que el estuario del Guadalquivir tiene o tenía todo ello, sólo hay con espíritu constructivo recuperarlo y poner en valor lo nuestro, lo auténtico y único, que en definitiva es la verdad.

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