Biodiversidad culinaria

Ingeniero de Montes.

Calabazas ecológicas de Freixo do Meio.

La huerta de mi vecino es espectacular, siembra, planta, cultiva y recoge frutas y hortalizas en su punto óptimo de maduración por tanto plenitud de sabor, certificadas ecológica por CAAE, con abonado en verde, complementariamente con hojas de los árboles, compost y estiércol de gallinas autóctonas de procedencia mediterránea con sus huevos de cáscara blanca, y sin añadir un sólo producto químico de síntesis, permitiéndote cogerla con la mano y aprovechar la nutritiva y necesaria piel con plenas garantías para nuestra salud, lo más sagrado.

Las semillas se conservan en un tarro de cristal con papel de estraza, como oro en paño, hasta que llega la época de la sementera, donde una a una se depositan en la fértil tierra, como hacían nuestros abuelos, para recoger sus frutos, con nuestra mejora genética tras muchos años y sin nada de gen de foca o similares operaciones transgénicas.

El episodio de la Segunda Guerra Mundial acaecido en San Petersburgo, alrededor de una de las mayores colecciones de semillas guardadas en el Banco de Germoplasma, es tan apasionante como desconocido.

Ante la inminente caída por parte de los alemanes de dicho enclave, cabe recordar que hasta sus fuerzas especiales tenían hasta una Unidad Especial de Elección de Semillas, se dispuso a trasladar en trenes todas las semillas, decenas de miles de especies a nivel mundial, allí guardadas, en temperaturas entre -3 y -20 ºC, con el fin de preservarlas. Guardianes de la biodiversidad.

Una vez recuperada la ciudad, volvieron a su lugar si bien vino la hambruna, tras la guerra. Las semillas son muy nutritivas y las cantidades allí albergadas eran considerables, provocando el asedio por parte de la población. Es tan importante el conservar ese patrimonio mundial, que los científicos allí al cargo, se encerraron en dicho Banco, para custodiarlas, haciendo guardias en las ventanas, rifles en mano. Tres científicos en esa labor de custodia llegaron a morir de hambre. Ejemplo claro de la importancia vital de las semillas.

Hay plantas como la avena, que llega a germinar hasta en seis años, mecanismo desarrollado de adaptación frente a sequías severas, con el fin de que nunca se pierdan. Adaptabilidad, con el fin de perpetuarse. El germen que no vas a matar.

El primer jardín que existió, fue el basusero donde se iba a defecar en las cuevas. La fruta que recolectaban los hombres, tras su ingesta, y defecación, era el mecanismo natural que utilizaban las plantas para su dispersión. Simbiosis perfecta entre animal y planta.  El primer ser humano que se fijó en ello, fue la mujer, pues el hombre se dedicaba a la caza y pesca.

La Red de Semillas, así como los Bancos de Germoplasma son los verdaderos tesoros, pues sin semillas, flaco favor le haríamos a la humanidad.

Llama muchísimo la atención el crisol de colores y formas diferentes productos de la huerta, donde en épocas de calabazas, uno puede deleitarse añadiéndoles azúcar, clavo y canela, para elaborar una versión magnifica en almíbar y para los más innovadores y saludables hasta llegando a consumir en crudo.

La biodiversidad de nuestro territorio, del mundo rural que nos rodea, es identitario, propio y singular, aportándonos una de las mejores oportunidades frente al Cambio Climático, por tanto consumiendo ecológico y local estaremos contribuyendo a la persistencia de nuestro patrimonio gastronómico, en forma de BIODIVERSIDAD CULINARIA.