Una quema de rastrojos en una tierra agrícola andaluza, en una imagen reciente.
Una quema de rastrojos en una tierra agrícola andaluza, en una imagen reciente.

Confinamiento por covid es cuestión de salud, al igual que el de muchos hogares de pueblos, que para evitar tragar malos humos de rastrojos, echan persianas, cierran ventanas y ponen el aire acondicionado en modo filtro para poder simplemente respirar, realizando las salidas estrictamente de básica supervivencia, con las mascarillas pre-covid.

En el siglo XXI no es admisible. La nueva PAC no puede subvencionar cultivos con quema de rastrojos, y las Administraciones han de velar por el cumplimiento de la prohibición de quema de rastrojos vigente, los siete días de la semana en esta época que ahora inician y finalizan más allá de noviembre. La salud de cualquier persona está por encima de las inadecuadas prácticas recientes culturales, y prueba de ello es que se está abordando, pero quizás no a la adecuada necesidad temporal. Si venimos de las estrellas es para brillar, no para meter fuego.

La investigación agrícola ha de jugar un papel fundamental, Ifapa ha demostrado capacidad para buscar alternativas, sólo hay que tener sensibilidad y apostar con mayor determinación para no ver ni un fuego más, ni en verano ni en invierno, por mandato de las Administraciones competentes, pues ya la sociedad desarrollada así lo demanda. Fijar CO2 a partir de cultivos anuales de regadíos, con alto consumo de agua, fertilizantes y plaguicidas, para finalizar con humos, sencillamente no procede.

Tenemos ganadería extensiva que desde antaño han aprovechado las rastrojeras, adaptemos normativas y apostemos decididamente por la Trasterminancia y la Transhumancia. La cama para el ganado también es otra alternativa de uso. Contra las plagas, lucha biológica —un bicho que se come a otro—, para la materia orgánica, su conversión en compost o alimento para el ganado, y tener siempre presente las consecuencias de las externalizaciones de los impactos de nuestras acciones, pues la resolución de mi problema no puede ser a costa de la salud de las personas.

En los cultivos intensivos de Almería y Huelva no se queman ningún residuo de los cultivos, procediendo a su retirada e incorporación a la tierra, tiempo atrás era común práctica, incluso de plásticos. La poda de olivar se integra en la tierra o se recoge como biomasa, y los rastrojos de cereal se voltean, después de retirar la paja en forma de alpacas.

"Si ves llama, llama", "Todos contra el fuego", "Plantémonos contra el fuego", "El fuego hace cenizas tus sueños", "Prohibido hacer fuego", "Recuerda no hagas fuego", "Contra el fuego, ayer, hoy, siempre", "El fuego lo Apagamos todos", "No juegues con fuego", "Sin incendios", "Contra los incendios #PlantaCara", "Contra el fuego, todos los años, con tu ayuda", "El total es lo que cuenta", "El fuego no es un juego", "El fuego quema vida", "Entre el fuego y la vida estás tú", "Mantenga el fuego donde pertenece: en la parrilla", "Recetas contra el fuego", "Contra el fuego, todos actuamos", "Para ti es una quema de restos de poda, para mí un arma de destrucción masiva", "Para ti es una simple cerilla, para mí dinamita", "No dejes que el fuego, apague el color de la vida", "Hazle un mate al fuego", "Cuidamos de ti", son algunos de los lemas de campañas contra incendios que también son de aplicación en la quema de rastrojos.

A esas personas que no pueden ver las estrellas, ni la puesta de sol, ni pasear por la calle, ni respirar hondo en otoño, dedico esta demanda que considero de justicia, y también a esos agricultores que ya no utilizan el fuego, que es ajeno a lo agrario.

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