Feminismos, en plural

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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No hay feminismo, sino feminismos; porque hay tantas luchas como mujeres.

Ante la falta de un espacio feminista en la localidad donde vivo (Puerto Real), me involucré en la organización de un Café Feminista, una tertulia distendida para la que unas compañeras y yo tomamos como modelo una iniciativa de un grupo de San Fernando, que a su vez tomaron como modelo otros grupos similares. Entre todo lo que hablamos, salió un tema sobre el que tengo ciertos encontronazos conmigo misma: el del feminismo dominante.

Me explico. Últimamente, en artículos, libros y demás, observo que el feminismo (como dijo una de mis compañeras, sería más acertado hablar de feminismos, en plural) se está dirigiendo hacia una postura que probablemente ninguno de nosotros queramos: la de una postura hegemónica, el de la mujer joven, de clase media-alta, blanca, con estudios, con grandes posibilidades de acceder al mercado laboral... un cierto feminismo elitista, por así decirlo. A veces pecamos de creer que sólo esa lucha es la correcta, la liberadora. En cierto sentido lo entiendo, pero ¿no deberíamos mirar también hacia arriba, hacia abajo, hacia ambos lados?

Me preocupa que estemos dejando de lado a aquellas mujeres que no han nacido en un entorno con posibilidades, a aquellas mujeres que han elegido quedarse en casa y dedicarse a su familia o a su comunidad (aunque aquí entraría la cuestión de si la libre elección es de verdad libre). Porque, si bien estamos todos de acuerdo en que la equidad sólo se consigue con la igualdad de derechos y oportunidades, entre los que está el igual acceso al mercado laboral y las mismas oportunidades en él, ¿es menos feminista la mujer que decide tener hijos y dedicarse a ellos?

No digo que no haya una base para ello en la sociedad patriarcal; como decía, la cuestión de si esa elección es tan libre, cuando se trata de algo a lo que, durante décadas, se ha obligado a la mujer a dedicarse. Por supuesto, hay ciertas cuestiones básicas ante las que tenemos que estar de acuerdo y unidos como movimiento social. Pero no debemos estigmatizar a la mujer que, sea por lo que sea, lo decide así, ni restarle legitimidad a su feminismo. Porque, como decía, no hay feminismo, sino feminismos; porque hay tantas luchas como mujeres.

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