¿Existe una solución real para el paro en Andalucía?

Más allá de las teorías sociales y económicas, queda claro que los supuestos planes de empleo prometidos por el gobierno del Partido Popular resultan ser, además de inexistentes, meras metáforas e ilusiones

Un trabajador pasa por delante de una oficina del SAE.
Un trabajador pasa por delante de una oficina del SAE.

Esta semana, al llegar al final de otro ciclo estacional, nos encontramos nuevamente con titulares alarmantes que destacan la difícil situación laboral en Andalucía. Titulares como "El desempleo en Andalucía supera los 700,000 y las cifras de empleo disminuyen en septiembre" o "Andalucía, nuevamente a la cabeza en el aumento del desempleo a nivel nacional", son lamentablemente una constante. Y es que, infalible y persistentemente, Andalucía lidera las estadísticas de desempleo tanto a nivel estatal como europeo.

Frente a esta constante melodía de desánimo, la población andaluza se enfrenta, en primer lugar, a la resignación y, en segundo lugar, a la inevitable pregunta: ¿existe una solución al problema del desempleo? Mi respuesta es negativa: el desempleo no tiene una solución, y esta afirmación es aún más válida en el contexto de Andalucía. Sin embargo, a pesar de la opinión generalizada sobre las causas endógenas del paro andaluz, me atrevo a argumentar que el desempleo en Andalucía no es insoluble debido a limitaciones técnicas, económicas o de productividad, sino más bien porque no se ha abordado adecuadamente la raíz del problema. El desempleo en Andalucía no tiene solución, no porque no se pueda, sino porque simplemente no se quiere. A continuación, expondré brevemente cómo llego a esta conclusión.

Las controvertidas declaraciones de Tim Gurner, influyente magnate inmobiliario australiano, ofrecen una perspectiva reveladora sobre el enfoque adoptado por las élites económicas en la era de la revolución tecnológica de la inteligencia artificial. Gurner califica a la clase trabajadora de perezosa, arrogante y sostiene que se les paga demasiado por hacer poco. En sus palabras, "Necesitamos ver un aumento significativo en el desempleo, de entre un 40% y un 50% en mi opinión". Estas declaraciones no solo reflejan la mentalidad de las élites económicas, sino que también indican una intención deliberada de manejar la economía de manera perniciosa para los trabajadores, creando desempleo deliberadamente.

Gurner argumenta que es necesario causar sufrimiento económico a las personas para recordarles que trabajan para los empleadores, no al revés. Según él, ha habido un cambio sistémico en el que los trabajadores creen que los empresarios deben sentirse afortunados de tenerlos, cuando debería ser lo contrario.

El panorama actual de desempleo en Andalucía y las controvertidas declaraciones de Tim Gurner nos llevan a reflexionar sobre cuestiones fundamentales que han sido debatidas durante décadas en el ámbito económico y social. En primer lugar, cabe mencionar el concepto de "paro tecnológico" propuesto por John Maynard Keynes, quien advirtió sobre la posibilidad de que la automatización y la tecnología desplacen a los trabajadores en ciertas industrias.

Por otro lado, Adam Schaff [3] argumentó sobre el paro estructural en el contexto de la revolución tecnológica, destacando la necesidad de adaptar las políticas económicas y educativas para abordar este desafío. Esta perspectiva se conecta con el concepto del “fin del trabajo”, planteado por Jeremy Rifkin, quien ha sostenido que la automatización y la inteligencia artificial están transformando profundamente la naturaleza del empleo.

José Félix Tezanos, catedrático emérito de Sociología en la UNED y experto en asuntos laborales, ha contribuido de manera significativa al debate sobre el futuro del trabajo y la posible transición hacia una "civilización postlaboral". En su libro "El trabajo perdido: ¿Hacia una civilización postlaboral?", Tezanos explora las transformaciones en el mundo laboral a medida que la tecnología y la automatización continúan avanzando. Argumenta que la creación de empleo en sectores emergentes no será suficiente para reemplazar los trabajos perdidos en industrias en declive. Y propone como soluciones la necesidad de una redistribución de la riqueza, la revalorización del trabajo no remunerado, la educación y formación continua, y la redefinición de la economía actual en su transición hacia una Economía del Bienestar que otorgue derechos de ciudadanía, también económica.

En esta misma línea de pensamiento, el sociólogo sueco Göran Therborn plantea que "el desempleo masivo no es una fatalidad; el desempleo en las sociedades actuales depende exclusivamente de la existencia o inexistencia de un compromiso institucionalizado o gubernamental a favor del pleno empleo". Añade además que este compromiso exige aclarar la forma en que se va a influir en las tendencias económicas y tecnológicas, o si, por el contrario, la orientación gubernamental es dejarlas al libre albedrío del mercado. En otras palabras, si se va a actuar o no en la lucha económica contra el paro.

En este punto, las reflexiones del profesor y catedrático de economía en la Universidad de Sevilla, Juan Torres, cobran una relevancia especial. En respuesta a las declaraciones de Tim Gurner, Torres sostiene que el desempleo no es simplemente un resultado aleatorio producto de la demanda de empleo en los mercados de trabajo de las economías mercantiles e industriales, sino que define el paro y sus causas como deliberado o creado intencionadamente. Además, argumenta que "crear desempleo y escasez deliberadamente es lo que vienen haciendo los gobiernos desde hace décadas para otorgar más poder a quienes ya lo tienen en abundancia y mayores beneficios a los ya económicamente acomodados".

En años anteriores, Juan Torres destacó en un artículo sobre las causas del desempleo y la degradación del trabajo unas declaraciones del entonces ministro socialista de trabajo en el gobierno de los andaluces González y Guerra, Carlos Solchaga, quien afirmaba que "la reducción del desempleo, lejos de ser una estrategia que beneficiaría a todos, es una decisión que, de llevarse a cabo, podría ocasionar perjuicios a diversos grupos de intereses y a algunos sectores de la opinión pública". ¿Cabrá preguntarse si esos grupos de interés no se verían seriamente perjudicados con una Andalucía de pleno empleo?

Los 600,000 empleos que el PP prometió resultaron ser... ¡Una metáfora! El consejero de Economía, Rogelio Velasco (Cs), ya dejó claro que no se sentía obligado por la promesa de Moreno Bonilla para acceder a la presidencia de la Junta de Andalucía. Según Velasco, "es una forma de expresarse durante una campaña electoral". Sin embargo, yo añadiría que más que una simple metáfora, se trata de una afirmación falsa, lo que nos hace recordar el concepto orwelliano del "doblepensar" que implica un proceso de adoctrinamiento del poder en el que se espera que las personas acepten como verdadero lo que es evidentemente falso.

En consecuencia, más allá de las teorías sociales y económicas, queda claro que los supuestos planes de empleo prometidos por el gobierno del Partido Popular resultan ser, además de inexistentes, meras metáforas e ilusiones. Quítenselo de la cabeza, no van a hacer nada, ya lo dijo Solchaga “a determinados grupos de interés les supondría perjuicios”.

En conclusión, gobierne quien gobierne en San Telmo o en el gobierno de España, el paro en Andalucía no tiene solución y, además, estimados lectores, estén seguros de que en los círculos de poder económico y político, esos conspirativos tabernáculos que al igual que las meigas galegas no existen, circula un mantra que se expresa veladamente entre bastidores: “No vamos a hacer nada por remediar el paro, no nos interesa”. Seguiremos explicando las causas del paro en Andalucía, culpándolos de indolentes, faltos de movilidad funcional o que no eligieron la formación universitaria correcta. Pero no sufran por ello, están a tiempo, matricúlense en una universidad privada.

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