Personas sin hogar: la salud que se pierde en la calle

Las enfermedades respiratorias, las infecciones, la desnutrición o los problemas de salud mental son parte del día a día. A esto se suma la dificultad para seguir tratamientos, acudir a revisiones o incluso tramitar una cita médica

25 de octubre de 2025 a las 07:58h
Una persona sin hogar, en una imagen de archivo.
Una persona sin hogar, en una imagen de archivo. MANU GARCÍA

En las calles de cualquier ciudad, las historias invisibles se repiten: personas que viven sin techo, sin abrigo, y muchas veces, sin acceso a una atención sanitaria básica. La falta de hogar no solo es una cuestión social o económica, sino también un grave problema de salud pública.

La calle enferma, la calle mata: una vida al margen del sistema

Dormir a la intemperie, alimentarse con lo que se consigue y no tener un lugar seguro donde descansar son factores que deterioran el cuerpo y la mente.

Según diversos estudios, la esperanza de vida de una persona sin hogar puede ser 20 años menor que la del resto de la población.

Las enfermedades respiratorias, las infecciones, la desnutrición o los problemas de salud mental son parte del día a día. A esto se suma la dificultad para seguir tratamientos, acudir a revisiones o incluso tramitar una cita médica.

“Cuando vives en la calle, lo urgente siempre es sobrevivir. La salud pasa a segundo plano”

El peso invisible de la salud mental

Más de la mitad de las personas sin hogar sufre algún tipo de trastorno psicológico, según datos de organizaciones sociales. La soledad, el trauma, las adicciones y el estigma social forman un círculo difícil de romper.

Sin un acompañamiento adecuado, muchos terminan alejándose aún más de los servicios sanitarios y sociales.

La respuesta: dignidad, salud y vivienda

Los expertos coinciden en que no hay solución sanitaria sin solución habitacional. Programas como Housing First (Vivienda Primero), aplicados en varios países europeos, han demostrado que ofrecer una vivienda estable antes de exigir otros cambios mejora drásticamente la salud y la reintegración social.

También crece el número de proyectos de atención médica en la calle, donde equipos móviles de enfermería, psicología y trabajo social se acercan a las personas allí donde están.

“La clave está en recuperar la confianza: nadie se deja ayudar si antes no se siente escuchado”.

Qué podemos hacer como sociedad

Cuidar la salud de quienes no tienen hogar no es solo un acto de solidaridad, sino una responsabilidad colectiva.

Desde saludar con respeto, donar alimentos o ropa, hasta apoyar a las organizaciones que trabajan en el terreno, cada gesto cuenta.

En definitiva, la calle no debería ser un destino, y mucho menos una condena de salud.

Recordar que detrás de cada cuerpo tendido en un portal hay una persona —con nombre, historia y dignidad— es el primer paso para construir una sociedad más justa y más saludable para todos y todas.

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