La palabra "pandemia" y su marca emocional profunda en la sociedad española tras el covid-19

Estudios recientes en España han revelado un aumento en los casos de ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático relacionados con los eventos vividos durante la pandemia

Una persona con una mascarilla, en una imagen de la pandemia.
14 de agosto de 2025 a las 17:06h

La palabra pandemia ha dejado de ser un término técnico o lejano para convertirse en un símbolo cargado de emociones intensas en la sociedad española. Desde el estallido del covid-19 en 2020, mencionar esta palabra en una conversación, en los medios de comunicación o incluso en el entorno sanitario puede provocar reacciones que van desde el miedo y la ansiedad hasta la tristeza y el rechazo. Ya no es solo una palabra: es un recuerdo colectivo.

Una cicatriz reciente

España fue uno de los países más golpeados por la pandemia del coronavirus en sus primeros meses. Las imágenes de calles vacías, hospitales colapsados y aplausos desde los balcones forman parte de la memoria reciente. Más de 100.000 muertes oficiales, miles de enfermos con secuelas, y un confinamiento general sin precedentes marcaron profundamente la vida de millones de personas.

La estancia en casa, en un principio recibida con una mezcla de solidaridad y desconcierto, se transformó con el tiempo en una experiencia de aislamiento, soledad y tensión emocional. Muchos perdieron a familiares sin poder despedirse, mientras que otros vivieron la enfermedad en carne propia o la de sus seres queridos con un miedo constante.

Ansiedad colectiva y trauma social

Hoy, al escuchar nuevamente la palabra pandemia, se reactivan emociones difíciles. Para algunos, remueve una herida que aún no ha terminado de cicatrizar. En muchos casos, se ha generado una especie de “trauma colectivo”, especialmente entre los profesionales sanitarios, los mayores y aquellos que sufrieron pérdidas irreparables.

Estudios recientes en España han revelado un aumento en los casos de ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático relacionados con los eventos vividos durante la pandemia. Muchos ciudadanos relacionan automáticamente el término con encierros, incertidumbre económica, muerte y desinformación.

El miedo a que se repita

Una de las consecuencias más palpables del covid-19 es el miedo persistente a que una situación similar pueda repetirse en cualquier momento. Cada vez que los medios informan sobre la aparición de un nuevo virus, aumentan las alertas sociales. Recientemente, los casos detectados en Europa del virus del chikunguña, una enfermedad transmitida por mosquitos, han reavivado esa inquietud.

Aunque el chikunguya no presenta por ahora un riesgo similar al del coronavirus en términos de transmisión global, el simple hecho de que se mencione como una amenaza potencial vuelve a activar la ansiedad en muchas personas. Existe una mayor sensibilidad ante cualquier brote vírico, acompañada de preguntas inevitables: ¿Estamos preparados? ¿Volveremos a encerrarnos? ¿Será esto el inicio de otra pandemia?

Esta vigilancia constante alimenta un estado de alerta que, aunque puede ser útil desde un punto de vista sanitario, también tiene un impacto psicológico significativo.

Cambios en la percepción social

El covid-19 cambió la forma en que los españoles entienden el concepto de salud pública, la importancia de la prevención y el papel de las instituciones. La palabra pandemia ahora se asocia no solo con un virus, sino con decisiones políticas, restricciones de libertad, vacunación masiva y debates éticos sobre derechos individuales y responsabilidad colectiva.

En generaciones más jóvenes, especialmente niños y adolescentes, el recuerdo del confinamiento dejó huellas emocionales y sociales que aún se están estudiando. Para muchos, el miedo a una nueva pandemia forma parte de su imaginario vital.

Un aprendizaje aún en proceso

A pesar de todo, la sociedad española ha demostrado una gran capacidad de resiliencia. Aunque la palabra pandemia sigue generando incomodidad, también ha impulsado reflexiones profundas sobre la vida, las prioridades, la necesidad de cuidar la salud mental y la importancia de la solidaridad.

En los medios y en la política, se cuida mucho el uso de este término. Evitar alarmismos innecesarios se ha vuelto una prioridad, aunque también persiste el desafío de estar preparados sin despertar nuevamente el pánico.

Hoy, en España, la palabra pandemia no es solo una definición epidemiológica, sino una marca emocional profunda. Es reflejo de un tiempo doloroso, de pérdidas irreparables, pero también de aprendizajes colectivos. Y mientras el mundo sigue enfrentando nuevos virus como el chikunguya o brotes de enfermedades emergentes, persiste en la sociedad el eco de una pregunta no resuelta: ¿Y si vuelve a pasar?