En la era del teletrabajo que la Covid-19 nos ha traído, es importante que los/as líderes hagan gala de las cualidades para gestionar adecuadamente los equipos de trabajo a su cargo, como el dar seguridad, el aportar trasparencia, el tener en cuenta la importancia de la comunicación, el conseguir la confianza en el equipo, el poner encima de la mesa unas reglas de juego que favorezcan los acuerdos, la lucha por la promoción del descanso y por la gestión flexible entre otros.
La Covid-19 podría cambiar para siempre los patrones de trabajo de numerosas instituciones, adaptando toda una generación a sacar adelante un proyecto con metodologías modernas. Se aduce que el teletrabajo es una fórmula exitosa que suele mejorar el rendimiento del trabajador y su sentimiento de pertenencia con la organización, pero para llevarlo a cabo y cumplir con todas las exigencias de seguridad y ciberseguridad, cada organización debe habilitar un equipo preparado al trabajador destinado a teletrabajar.
Y es que estamos en nuevos tiempos y ello genera un nuevo entorno de trabajo como dice @duyarra. O en un 1 de Mayo que como apunta @luisllamas es el día del teletrabajo, y no es festivo. O cómo dice @martealhabla, que cuando estás con el #teletrabajo, a veces no te acostumbras a no tener compañeros. O cómo entiende @RainnoYT, que nos cansemos de estar en casa. O cómo dice @steiner_7 las virtudes del teletrabajo son la baja contaminación, la conciliación familiar o el no abandono de pueblos, de no vaciar la España "vaciada". O cómo dice @pabloolmo17: Falta bastante regularización ya que tenemos horarios interminables o mucha gente trabajando con nuestros medios privados: luz, internet, portátiles,...
En ese entorno, es básico que los/as líderes tengan algunas de estas ocho características:
1. Ser un buen mentor.
2. Dar poder al equipo, equilibrando la autonomía con la supervisión.
3. Expresar interés y se preocupa por el éxito de cada miembro del equipo y su bienestar personal.
4. Ser productivo y orientado a resultados.
5. Ser un buen comunicador, sabe escuchar y compartir información.
6. Ayudar al desarrollo profesional de los trabajadores.
7. Tener una visión clara y una estrategia bien definida para el equipo.
8. Tener la capacidad técnica para dar consejos relevantes al equipo.
O cómo dice Miguel Ángel Mañez @manyez, el líder no debe tirar la toalla, o acabar en el caos de la desesperanza y la desilusión. Las palabras y las acciones optimistas generan confianza dentro del equipo, y muchas veces, el simple hecho de ver al líder/jefe tirando la toalla nos lleva a perder la esperanza.
Y en este entorno, aparecen cinco aspectos clave para una buen liderazgo en tiempos del teletrabajo como:
1. Trasladar seguridad a los trabajadores con transparencia: En tiempos de esta crisis producida por el SARS-Cov-2 es más importante que nunca que los líderes procuren orientación a sus trabajadores. Ante la incertidumbre existente, los trabajadores sienten inevitablemente miedo y preocupación por su propio futuro. Y es tarea de los jefes apaciguar esa sensación con una buena dosis de seguridad y estabilidad. Es vital asimismo que los líderes hagan suya la transparencia para ayudar a navegar en el entorno de la imprevisión. Los jefes deben tener y pedir agilidad y paciencia a los trabajadores si algo no funciona a la primera. El liderazgo en momentos tan inciertos como los actuales implica asimismo mantener a los trabajadores al día, dándoles cuenta de lo que ocurre y ofreciéndoles una visión general de la situación. Es la única manera de poner coto al desasosiego y el burnout de la plantilla.
2. La comunicación como llave para abrir la puerta del éxito: La comunicación, que debe ser de carácter regular, y la accesibilidad son esenciales entre líderes y equipos de trabajo y muchas rutinas. Un buen jefe debe estar a disposición de sus trabajadores a través de canales de comunicación muy concretos. Las reuniones entre líderes y trabajadores son claves en el confinamiento, porque ayudan a la estructura y seguridad a las tareas emprendidas. Es importante no dejar las conversaciones o entrevistas uno a uno, en particular aquellas de naturaleza más informal, que son quizás las más portadoras de mayor seguridad para el trabajador.
3. Confiar en el equipo: Los denominados jefes helicóptero, aquellos aferrados a sus trabajadores 24/7, están más fuera de lugar que nunca en la era del teletrabajo. A muchos jefes les atormenta la idea de que el teletrabajo les haga perder el control sobre sus trabajadores, pero es el momento de dejar a un lado los miedos y confiar en la plantilla. Es esencial confiar en los trabajadores e infundirles optimismo y ganas de hacer frente con dinamismo a los cambios.
4. Acordar unas reglas del juego muy concretas y promover el descanso: Las reuniones de carácter regular, los objetivos semanales y hasta las discusiones de carácter más informal deben estar a merced de una meticulosa planificación (cuyos términos deben acordarse además previamente). Todos y cada uno de los miembros del equipo (y también los jefes por supuesto) deben dar cuenta de cuándo están disponibles y cuándo no. Para ello es conveniente hacer uso de mensajes cortos o apostar en su defecto por las notificaciones de las herramientas con el foco puesto en la colaboración. Cuando hablamos de reglas del juego, hay que promover asimismo las pausas. Al trabajar desde casa algunos trabajadores acostumbran a privarse a sí mismo de tales pausas y es vital animarles de manera proactiva a descansar de vez en cuando para que no terminen devorados por el estrés.
5. Ser flexible: Si resulta que con el tiempo algunos procesos de trabajo se revelan como ineficientes, los líderes deben discutir abiertamente con los trabajadores la manera de hallar una solución al problema. En tales circunstancias el pragmatismo es más necesario que nunca y hay que dotar a las decisiones de elevadas dosis de agilidad. Los líderes deben ser flexibles a la hora de implementar cambios, que deben brotar siempre que sea posible de decisiones consensuadas con los trabajadores.
En definitiva, necesitamos en tiempos del teletrabajo, en esta época de la Covid-19, un liderazgo abierto que tenga en cuenta la importancia de gestionar adecuadamente las relaciones, que refuerce los procesos puestos en marcha y los resultados conseguidos, generando que las personas se sientan reconocidas y que se fomente la participación para que los trabajadores sientan que el proyecto es común.
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